Una mala fama que no es cierta
El miércoles pasado veía un nuevo capítulo de la serie FBI: Most Wanted -de la cadena norteamericana de televisión CBS- y el argumento se basaba en el tráfico de drogas provenientes de Colombia y uno de los carteles que la opera. El tema, al margen que es una realidad, por supuesto que esquematiza y provoca que la percepción sobre los latinos en el país vecino sea más crítica y aguda.
Solo hay que recordar la declaración de Donald Trump cuando empezó su campaña por la presidencia -junio del 2015- quien sobre los inmigrantes dijo, “Cuando México envía a su gente, no envía lo mejor. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores”, y aseguró que por nuestro país “entran problemas que vienen de Sudamérica y toda América Latina”.
Hoy los temores y la percepción de un sector de la población aumentan con las caravanas de miles de migrantes que penetran la frontera con Estados Unidos -para solicitar asilo-, que han inundado las poblaciones de la frontera estadounidenses y ahora empiezan a penetrar a muchas ciudades lejanas, como pudiera ser el caso de Nueva York y Washington, DC., donde, por ejemplo, la ciudad de la ‘gran manzana’, con la llegada de 17 mil migrantes desde abril, ya se ha declarado estado de emergencia y su alcalde, Eric Adams, ha dicho que se trata “de una crisis humanitaria, que empezó con la violencia e inestabilidad en Sudamérica”. Agrega que “la situación es insostenible” y que en el próximo año fiscal se ocupará de 1,000 millones de dólares para enfrentar la situación. Es por ello que ya se ha solicitado al Congreso que se les permita trabajar a los inmigrantes, para que no sea una carga pública y evitar los aumentos de criminalidad.
Sin embargo, la percepción de que en la medida que hay más inmigrantes, indocumentados o latinos hay más violencia, es falsa. De acuerdo con un estudio del Instituto CATO (Centro de análisis no partidista) revela que solamente en Texas los casos criminales en corte de personas de ese nicho, fueron 45 por ciento menos que los procesados con individuos nacidos en Estados Unidos. Y que es menos probable que cometan crímenes que los estadounidenses nativos, pero que todavía una porción de la población asume que un incremento en la inmigracion derivaría en un aumento en las tasas de criminalidad”. Por otra parte, un estudio de la Universidad Wisconsin-Madison, llega a una conclusión similar. Indica que los nativos norteamericanos duplican los casos en crímenes violentos en comparación con los inmigrantes, 2.5 por ciento más posibilidades por delitos de drogas y más de 4 por ciento en delitos contra la propiedad ajena. Y una encuesta por parte de IPSOS/NPR (Compañía de estudios de mercado/National Public Radio) que pregunto sí ¿los inmigrantes son más propensos a cometer delitos?, las respuestas fueron de la siguiente manera: El 24 por ciento dijo que era verdad, el 49 por ciento que era falso y el 27 por ciento que no sabía.
Pero precisamente en la semana en que se revelan todos estos datos y estadísticas vienen las otras señales que incrementan la mala fama de percepción. En la avenida principal de Las Vegas un latino, cuchillo en mano, mata a dos personas y deja heridas a seis, mientras que en Merced, al norte de California, otro sujeto de origen hispano secuestra a una familia y mata a sus cuatro integrantes. Incidentes que dan al traste con la imagen de los hispanos en el país vecino, donde son casi el 20 por ciento de la población y aportan 2.8 billones de dólares a la economía, que si se tratase de un país independiente, sus aportes valdrían como el quinto PIB del mundo (producto interno bruto), junto a economías como Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Alemania.
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daniel.rodriguez@dbhub.net