Una demanda sin futuro
La demanda sin precedente del gobierno mexicano en contra de los fabricantes de armas en Estados Unidos, culpándolos de “comercio negligente e ilícito, que contribuye al tráfico y que ocasionan un daño directo que provoca violencia”, ha levantado infinidad de comentarios en el país vecino, muchos de ellos de extrañeza por las pocas posibilidades de que proceda en una corte federal bajo los argumentos en las que está planteada.
La demanda ha provocado ventilar nuevamente la polémica sobre la proliferación de armas y ratificar las consecuencias que van de la mano de la violencia que vive actualmente la sociedad estadounidense.
En Estados Unidos, de acuerdo con estimaciones del Centro de Investigaciones Pew, con una población de alrededor de 330 millones, hay casi 400 millones de armas, que muchas de ellas son instrumento con los que se cometen delitos y causan más de 20 mil muertes violentas por año. En el 2020 se cometieron 19,403 delitos violentos, que fue un 25 por ciento más que el año anterior. Este año, hasta junio el número de muertes violentas ya casi llegaba a los 11 mil, por lo que cifras estadísticas serán superadas con mucha facilidad. Solamente como muestra de la gravedad de la situación que se tiene en la actualidad, hay que ver que ciudades como Portland, Oregon, los homicidios han aumentado en un 533 por ciento, en Albuquerque, Nuevo México en un 131 por ciento, y en los Los Ángeles en un 111 por ciento.
Urgen regulaciones que impidan que más armas continúen circulando en la calle, pero sobre todo que con tanta facilidad se puedan adquirir armas de alto poder o asalto. Recientemente el presidente Joe Biden dijo que “ya basta de rezos, llegó la hora de tomar acción, porque somos una vergüenza internacional” y sometió al Congreso una propuesta para implementar protocolos más estrictos para poder comprar un arma y que se evite la comercialización de aquellas que son de uso exclusivo de las fuerzas armadas y de seguridad.
“Integradas en el tejido de la sociedad estadounidense desde los primeros días del país, las armas siguen siendo un motivo de orgullo para muchos”, explicaron investigadores del Instituto Pew, quienes agregan que “la mayoría de los propietarios de armas consideran que el derecho a portarlas es fundamental para su libertad”.
Los esfuerzos de la Casa Blanca por limitar el acceso a las armas ‘topan con pared’ en el Congreso, donde hay una gran influencia sobre los políticos conservadores por parte de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que solamente en la elección presidencial del 2016 gastaron 50 millones de dólares en la campaña de Donald Trump y varios republicanos. Y lo mismo sucedió en los comicios del 2020, donde el partido Republicano recibió cuantiosos fondos.
Estimaciones del Instituto Pew establecen que uno de cada cinco propietarios de armas pertenece a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), lo que significa que son poco más de 80 millones de personas en un núcleo de 230 millones de votantes registrados en Estados Unidos, que representan más de una tercera parte del electorado y que pesan mucho a la hora de unos comicios electorales.
Así que por el obstruccionismo político a las propuestas de control de armas en Estados Unidos y el peso que tiene esa millonaria industria, es difícil intentar controlar por esos recursos los instrumentos que provocan tanta violencia, así como también es más que imposible que una demanda del exterior, como la que sometió México, pueda proceder en una corte federal. ¿Usted, qué opina?