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Una batuta magistral

Egresado del célebre “Sistema” de José Antonio Abreu; con trayectoria en Suecia y Noruega principalmente, y director asistente de Gustavo Dudamel en la Ópera de París desde el año pasado, el joven director venezolano Christian Vázquez mostró a plenitud el “carisma en escena” y la “irresistible musicalidad” encomiadas por el programa de mano del segundo concierto de la Segunda Temporada 2023 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado.

La suya, sobre todo en “Vida de Héroe” de Richard Strauss -el plato fuerte de la velada, ciertamente-, fue una cátedra de dirección orquestal: dirigiendo de memoria, además, logró sacar del ensamble todo su potencial para conseguir una lectura estupenda, respetuosa y emotiva, de una partitura expresiva, intensa, con mucho de poema sinfónico.

Tras la exposición del tema inicial (“El Héroe”) y los primeros pasajes pletóricos de energía (“Los Adversarios del Héroe”), de ternura (“La Compañera del Héroe”) y nuevamente de potencia (“El Combate del Héroe), hasta los subsecuentes apacibles (“La Obra de paz”, “La Retirada del Héroe”) y el fin de la obra, subrayada por unos elocuentes compases de silencio que el público (sala casi llena) respetó plenamente, el desempeño del director huésped de la OFJ fue impecable. Consciente de la estupenda acústica de la sala, dosificó criteriosamente las dinámicas -sonidos pianos como el solo del violín concertino, a cargo de Iván Pérez, y fortes como los que ocasionalmente exigía la partitura- sin incurrir en la estridencia.

La velada se abrió con el Interludio de la ópera “El Mandarín”, del jalisciense José F. Vázquez, estrenada hace un siglo; una pieza breve -8 minutos-, melódica y armónicamente agradable.

En la parte central de la velada, el venezolano Ismael José Campos, primera viola de la OFJ, fungió como solista en el Concierto para Viola, de Bartók. De las escasas obras para ese instrumento como solista, sobresalen algunos conciertos del periodo barroco (Telemann y Haydn, este último especialmente para su hermana, la viola de gamba, ya casi en desuso). El de Bartók, en cuyo estilo de composición predominan las tendencias modernas aunque pretende ser una síntesis de la música clásica con la tradicional húngara y rumana, impone severas exigencias técnicas al solista. Campos las solventó airosamente.

El programa, como de costumbre, se repite este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.

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