Una "Carmen" de antología
Ni es la primera que tiene a Elina Garanca como protagonista principal, ni la primera en qué dirección y escenografía llevan la rúbrica de Franco Zeffirelli. Garantía, ambos, de altísima calidad en sus respectivas encomiendas, sus nombres coincidieron en la producción de una “Carmen” de antología, puesta en escena el pasado 14 de agosto en la Arena de Verona, y accesible, en una versión –incompleta, por desgracia, y con subtítulos en alemán– en YouTube y otras plataformas digitales.
Por supuesto, hubo comentarios adversos. En el sentido –alguno– de que haber omitido la parte final del Acto Segundo fue una amputación imperdonable; o de que Zeffirelli, tildado de “preciosista” en sus incursiones cinematográficas, representa “la apoteosis de la guardarropía” –otro–; de que en muchas escenas, especialmente en las arias más populares (La Habanera y la Canción del Toreador, por ejemplo), parece excesivo el número de extras –y hasta de caballos– en continuo movimiento en el escenario, o de que están fuera de lugar –alguno más– “las impostaciones de voz de la protagonista, que se supone tiene 18 años”.
Obvia subrayar que todas las “Carmen” que en el mundo han sido y que han cumplido desempeños consagratorios en ese rol, eran mezzos o sopranos en plena madurez cuando dieron vida a la gitana creada –literariamente– por Prosper Mérimée: desde María Callas, Teresa Berganza, Agnes Baltsa y Victoria de los Ángeles, hasta la propia Elina Garanca, pasando por Elena Obraztsova,Anne Sofie von Otter, Anna Caterina Antonacci, Solange Michel, etc.
Para responder al desafío que entraña amalgamar calidad vocal y dotes interpretativas con una presencia convincente, en la producción de referencia fue acertada la elección de los solistas: el tenor Brian Jadge para el papel de Don José; el barítono Claudio Sgura para el Escamillo; María Teresa Leva y Daniela Cappiello para Mercedes y Frasquita, respectivamente, etc. La orquesta y coros de la Arena de Verona fueron dirigidos de manera impecable por Marco Armiliato. Musicalmente, su versión en nada desmerece con las de Claudio Abbado y Carlos Kleiber, de referencia obligada en esta ópera, consagrada como una de las más populares y más exitosamente representadas.
A reserva de que esta versión mejore con una edición integral y subtítulos en español, para quien lo requiera, ahí queda la hipótesis de que quizás Elina Garanca será recordada como la mejor Carmen de su época.
Jaime García Elías
jagelias@gmail.com