Ideas

Un sueño como el que ahora estoy soñando

“Mañana, mañana, mañana… avanza, paso a paso, día a día, hasta la última sílaba del tiempo recordable; y todos nuestros ayeres alumbran a los locos que van por el camino rumbo al polvo de la muerte. ¡Extínguete, extínguete fugaz antorcha! La vida es una sombra que camina, un pobre actor que se pavonea y gesticula una hora en el escenario y después no se le oye más; es un cuento, contado por un idiota pleno de sonido y furia que nada significa” y, con esta cita, encontré esta aguja en el pajar de las obras completas de Shakespeare. 

Hace veintiún años empecé a leer las 37 obras de teatro, los 154 sonetos y los cuatro poemas líricos. Fue un parteaguas en mi vida: por fin había encontrado mi propio camino. Desde entonces, me lancé como caballo desbocado a recorrer los valles de la realidad, las colinas de la fantasía, algunas cañadas librando dos que tres precipicios, galopando sobre la arena de los sueños al tiempo que descubría estar hecho de esa misma materia para seguir volando sobre los prados y las milpas plenas de metáforas para detenerme, por momentos, frente a la blanca retórica invernal, desnuda y, así, tiritando conocer su intimidad, recordar la primavera y esa agua que cae del cielo por las noches cuando estuve en el Hotel Nido en Chapala y me despertaba por la tormenta con sus relámpagos, paparazis celestes que anticipaban los rayos tronadores. Al amanecer, pedalear por la orilla del lago oliendo a tierra mojada, rasgando la neblina feliz de haber descubierto y de haber traído a la consciencia varios secretos, viejas imágenes y una que otra anécdota. 

Durante estos veintiún años me he podido conocer mejor a mí mismo y a los seres que me rodean, como si fueran parte del reparto de alguna de las obras donde aprendí de las dualidades como la vida y la muerte, amor y odio, tristeza y alegría, al tiempo que reconstruía las tramas, recreaba a los personajes y sus circunstancias con lo que dicen, hacen y piensan.

El año pasado, en pleno confinamiento, ofrecí doce pláticas por Zoom: Doce mujeres en doce obras de Shakespeare. Se inscribieron 78 y se agregaron mil 300 mujeres privadas de su libertad que tal parece las disfrutaron en las video-academias de los Centros de Reinserción. 

El mes que entra empiezo a dar otra serie de doce pláticas: inicio el miércoles 3 de marzo de las 19:00 a las 20:30 horas, recreando otras doce obras de Shakespeare enfatizando a todas las mujeres que participan en ellas como Titania, Hipólita, Hermia, Helena y Tisbe en el Sueño de una noche de verano o Las (dos) alegres comadres de Windsor o Cordelia y sus dos hermanas en Rey Lear, pláticas que he titulado como Doce obras de Shakespeare y sus mujeres.

Igual las haré por Zoom y quedarán grabadas para que las puedan ver aquellos que no puedan estar el día que ofrezco la plática en vivo. Los inscritos tendrán acceso a los Apuntes y a la Presentación de cada una de ellas. 

Pueden ver cuáles son las obras y se pueden inscribir si compran el curso en https://cursosmartincasillas.com/ esperando que, en alguna de esas pláticas, encuentren esa otra aguja que andan buscando en el pajar de su vida. 

Me da mucho gusto compartir estas obras y que conozcan los sueños, las fantasías y las realidades de la vida y, como dice Bottom cuando se despierta del Sueño: “he tenido la más rara de las visiones. He tenido un sueño que supera a todo el ingenio humano... Me imaginé que era... no, no hay ser humano que pueda decir qué era... El ojo del hombre no ha oído nunca, ni el oído ha visto, ni mano alguna se ha atrevido a probar, ni lengua a concebir, ni corazón a contar lo que ha sido mi sueño”, que tanto se parece a éste que ahora estoy soñando.

malba99@yahoo.com

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