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Un sospechoso real o para suavizar la rabia

El padre Marcelo Pérez Pérez justificaba su participación social por pacificar, diciendo que “la violencia en Chiapas, en México, es real. Ante la ausencia de los gobiernos el pueblo se organiza para defenderse. Por eso, quienes somos parte de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas acompañamos decididamente a los pueblos de manera pacífica. Pero nosotros nos fundamentamos en las palabras de los Obispos, como en la frase de que el sentido de que la Iglesia no puede al margen de la lucha por la justicia o como otra frase que dice, la iglesia es abogada de la justicia y defensora de los pobres, y en eso acompañamos a los pueblos. Pero no alentamos la violencia ni la lucha armada, nosotros acompañamos de manera pacífica”. Y ya lo había advertido: “Chiapas es una bomba de tiempo. Si no se toman medidas, va a estar sometido, esclavizado, al crimen organizado”. Bueno, pues este religioso terminó su vida de manera violenta, cuando el domingo murió acribillado después de oficiar misa en la iglesia de Cuxtitali, pasando a convertirse en estadística como una víctima más de algún grupo delincuencial a los que combatía a través de su mediación y mensaje de paz.

Ya la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) había señalado al gobierno federal de “revisar las estrategias de seguridad -porque las que se aplican en la actualidad- están fracasando… México es un estado fallido, en el que prevalece la ley de la selva”, cuando hace poco más dos años en las montañas de Chihuahua habían asesinado a los sacerdotes Javier Campos y Joaquín Mora cuando trataban de dar protección a un guía de turistas quien era perseguido y pidió refugio en la iglesia de Cerocahui.

Ayer informó la Fiscalía de Chiapas que fue detenido el supuesto asesino -identificado como Edgar ‘N’-, quedando la duda -porque ya se cambio la versión oficial de que fueron los dos los agresores los que llegaron en una motocicleta y ahora que llegó solo y caminando- si trata de una sospechoso real, producto de una investigación de criminalística de campo o de un “detenido” ficticio para tranquilizar el ambiente de rabia social que se respira en ese estado por el control total que han asumido los grupos delincuenciales en todos los sentidos.

Hace poco más de un mes -13 de septiembre- el padre Pérez Pérez tomó parte muy activa en la marcha para exigir la paz en Tuxtla Gutiérrez, donde al tomar el micrófono dijo, “el mensaje es contundente, la violencia no se aguanta… y el gobierno no solo no hace nada, sino que niega sistemáticamente la existencia de la violencia”.

Ayer, la presidenta Claudia Sheinbaum en su conferencia matutina había informado que la Fiscalía General de la República (FGR) había tomado las riendas de la investigación. Pero, ¡ya para qué! La acción gubernamental debe ser para prevenir y combatir -sobre todo cuando hay advertencias y estamos saturados de excesos delincuenciales-, no para negar “la existencia de la violencia” -como diría el padre Pérez Pérez- o investigar “a toro pasado”.

¿Usted, qué opina?

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