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Un oasis en el desierto

Como sucedió la semana anterior con “El Aprendiz de Brujo”, de Dukas, “Una Noche en la Árida Montaña”, de Mussorgsky, a despecho de estar clasificada como “música clásica ligera”, fue el oasis en medio del desierto, en el sexto concierto de la Segunda Temporada 2023 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado.

Como de costumbre, hubo sala casi llena, aunque tanto “Festival del Fuego”, del compositor laguense Antonio Gomezanda (1894-1961), por desconocida, como la Segunda Sinfonía de Kachaturian, por no estar en el repertorio habitual en nuestro medio, sobre las que recayó el mayor peso del programa, distan mucho de ser imanes de taquilla.

David Harutyunyan, director armenio residente en Ecuador desde hace dos décadas, fungió como director huésped del ensamble. La de “Una Noche en la Árida Montaña”, muy familiar para el melómano común, fue una lectura pulcra y una ejecución plausible. Aunque breve (alrededor de 12 minutos), la partitura de Mussorgsky, retocada por Rimsky-Korsakov para su versión final, tiene mucha tinta y mucho vigor en todas las secciones, especialmente en la primera parte, en contraste con la delicadeza con que culmina y se resuelve.

La velada comenzó con “Festival del Fuego”, de Gomezanda. Al margen de la proeza de conseguir la partitura –a cargo del pianista Kamuel Zepeda–, Harutyunyan, fascinado por la misma, la trabajó cuidadosamente en los ensayos. El resultado fue una pieza intensa desde los poderosos aunque disonantes acordes iniciales, pródiga en pasajes agradables –un solo para piano que fue casi una cadenza de concierto en la primera parte–, si bien melódicamente irregular, en que el autor manifiesta un gran dominio de los recursos orquestales. El público la festejó dos veces con aplausos inoportunos.

La historia se repitió al final de los movimientos segundo y tercero de la Sinfonía No. 2 (denominada “con campanas”), de Kachaturian (1903-1978) que cerró el programa. Elogiado “por sus armonías creativas, ritmos cautivadores, virtuosismo, improvisaciones y melodías sensuales”, Kachaturian (quien también fue acusado –al igual que Shostakovich y Prokofiev– de “tendencias burguesas y antirrevolucionarias” por el Comité Central del Partido Comunista Soviético) logró una partitura monumental, intensa, con la que el director huésped –armenio también– está profundamente familiarizado, lo que derivó en una interpretación irreprochable.

El programa, como de costumbre, se repite este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.

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