Un mensaje por el Cuarto Informe sin arengas
A partir del tono y la vehemencia de la spotiza previa al mensaje por su Cuarto Informe de Gobierno, que ayer comenté aquí, se esperaba uno de los discursos más incendiarios y con más arengas a favor de su autollamado Gobierno de la Cuarta Transformación.
Pero el Presidente Andrés Manuel López Obrador sorprendió incluso a su auditorio presencial a modo, compuesto de sus más cercanos colaboradores, incluidas las tres “corcholatas” (Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard) a quienes puso en primera fila, y que no le aplaudieron a su jefe máximo más que en un par de ocasiones.
El primero vino cuando terminó de referirse al Tren Maya, del que volvió a asegurar que lo concluirá en diciembre de 2023, y otras obras de esta modalidad de transporte férreo, entre las que incluyó la Línea 4 del Tren Ligero de Guadalajara a Tlajomulco, y que en conjunto significarán un nuevo sistema de trenes de más de dos mil kilómetros. Cosa que dijo, no había logrado ningún otro gobierno en la historia reciente del país. Más adelante vino la segunda referencia a Jalisco al mencionar la obra de la Presa El Zapotillo para dotar de más agua a Guadalajara.
El segundo aplauso vino hasta el final de su mensaje de 46 minutos en los que, contrario a lo que nos tiene acostumbrados, hizo pocas referencias a sus adversarios, a los gobiernos neoliberales y no enfatizó tampoco en que su gobierno no es “igual” a los otros. Se concentró en hacer un recuento, un autobalance positivo de sus casi cuatro primeros años de gestión, y hasta un adelanto de su legado político.
Inició asegurando que haber sorteado la pandemia y la guerra en Europa, era prueba de que su proyecto de cambio funciona. Y soltó el dato de que en el IMSS hay más de 21 millones de empleos hoy, lo que significan 600 mil más que antes de la emergencia sanitaria.
Se jactó de que en su Gobierno no bastó el crecimiento económico sino la distribución de la riqueza, que aseguró ha disminuido los niveles de pobreza en México, aunque diversos estudios afirmen lo contrario.
Porque su prioridad son los pobres, insistió, el sello distintivo de la 4T son los programas sociales. Pese al alto número de homicidios y creciente poder del narco, López Obrador habló de que se ha avanzado en pacificar el país por la atención que se da a los jóvenes y a la población más vulnerable.
Alegó que querer llevar a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional no era querer militarizar la policía, sino asegurar que lo que “será la principal institución de seguridad en el país” no se corrompa.
De la accidentada relación con Estados Unidos, López Obrador dijo que el T-MEC es una fortaleza de México y que su homólogo Joe Biden le había escrito para felicitarlo por que este año el intercambio comercial entre ambos países había alcanzado la cifra récord de 384 mil millones de dólares.
Cerró con un listado, de lo que él considera es ya un legado de la 4T, en el que se atrevió a incluir la independencia y autonomía de la Fiscalía General de la República y del Poder Legislativo.
Fue, pues, nuevamente una autoevaluación desde la retórica, dicha, como dijo él, con más “aplomo y seguridad” porque a dos años y un mes que le queda de Gobierno, está seguro que vendrá la consolidación de la 4T, que es lo mismo, que el triunfo electoral del Morena en el 2024.
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