Un “infierno ambiental” muy recomendado
Hay dos formas de asomarse al río Santiago, el más contaminado de México. La primera desde la retórica demagógica de la clase política, sus tecnicismos y promesas durante más de dos décadas.
Y la otra, con una sola imagen: cientos de hombres, mujeres y niños asentados a lo largo de cinco kilómetros del río Santiago, en Juanacatlán y El Salto, lidiando con enfermedades como el cáncer, daño renal, problemas gastrointestinales y respiratorios.
En todo este tiempo sólo hemos cronometrado el aniquilamiento ambiental. El último capítulo se abrió hace unos días con una recomendación -otra- de Derechos Humanos Jalisco.
¿La razón? La Comisión Estatal del Agua (CEA) y la Secretaría de Salud Jalisco, en las gestiones de Emilio González y Aristóteles Sandoval, ocultaron un informe elaborado entre 2009 y 2010 por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí sobre los graves daños a la salud en menores debido a la contaminación del río Santiago.
Nada que no supiéramos desde la macro recomendación de 2009. Sin embargo, estamos condenados a la parálisis y la repetición sin consecuencias.
De los mil 28 puntos aceptados por autoridades estatales y municipales en la macro recomendación de hace más de dos décadas, sólo se han cumplido 369 (apenas el 34%).
Nuestro pasado es un espejo de nuestro presente. Por el ocultamiento del informe no hay responsables. La Comisión ha señalado a Alfonso Petersen, ex secretario de Salud, pero hay otros casos como el de Héctor Javier Castañeda, ex director de Cuencas y Sustentabilidad de la CEA en la gestión de Emilio González, y hoy director de Proyectos y Gestión de Recursos de la misma dependencia.
Esto sólo ejemplifica cómo los mismos que se desempeñaban en puestos clave cuando se ocultó el informe continúan en cargos estratégicos.
La reciente recomendación de la CEDHJ ordena a la Contraloría estatal atraer el caso para sancionar a los culpables pues la CEA ni siquiera tiene un Órgano de Control Interno que investigue la falta.
En 2009 nos dijeron que la planta de tratamiento de El Ahogado en el Sur de la Ciudad sería una de las soluciones para la contaminación en el río Santiago, pero los pobladores de esa zona nunca vieron una mejora sustancial. La cascada de espuma pestilente sigue allí.
Hoy nos aseguran que la ampliación de la planta aportará una solución clave, misma que no conseguimos hace más de una década. Sin embargo, ninguna autoridad se ha sentado a analizar, para evitar que se repita esta historia, por qué resultó insuficiente con el tiempo.
El río Santiago, bautizado por un ex secretario federal como un “infierno ambiental”, no sólo es el más contaminado, también es el más recomendado de México… aunque ninguna autoridad las atienda.