Ideas

Un hombre libre en la FIL


Dijo ayer Enrique Krauze que extraña la voz de Luis González de Alba en un contexto en el que tendremos que defender la libertad. Yo también lo extraño. Por eso traigo hoy a estas páginas un fragmento de la presentación que ayer leí en la FIL para hacer homenaje a Luis y al extraordinario libro que Tedium Vitae publicó sobre él.

El título es “Luis González de Alba, un hombre libre” y es un pasaje a una dimensión compleja y rica sobre uno de los intelectuales más interesantes que dio nuestro país en el siglo 20: un divulgador, un polemista, un traductor, un activista, un empresario, un periodista, un lingüista, un hombre de bares, de hombres y de armas para muchas batallas.

Cada uno de los 30 colaboradores que hicieron este homenaje es una llave para abrir las puertas a los muchos libros de Luis González de Alba, que a su vez son provocaciones para charlar sobre López Obrador, el universo, el ADN, el amor en prisión, la sobredimensión histórica del curita Morelos, la paranoia del Estado en el 68 o los silogismos que hacen falta para saber si estamos ante una injusticia o ante fervorosa militancia.

Su sobrino más querido es el anfitrión de las primeras páginas, el spoiler que nos revela el final de Luis para que entendamos todo desde el principio

Su sobrino más querido es el anfitrión de las primeras páginas, el spoiler que nos revela el final de Luis para que entendamos todo desde el principio. La libertad, la muerte, Kazantzakis.

Así comienza el recorrido para reconocer a ese intelectual que sí fue un cronista y un actor del 68, que sí fue un rabioso y divertido polemista pero que fue, con igual intensidad y solidez, muchas otras cosas, y por eso hay que leerlo otra vez.

Por ejemplo, Rogelio Villarreal nos recuerda que le llamaron nihilista y reaccionario, y esa es una invitación a leer AMLO, la construcción de un liderazgo fascinante o Los días y los años o Tlatelolco aquella tarde, o el primero que leí con escenas de felación Otros días, otros años. Leyéndolos se puede entender de dónde sale tanta animadversión de la izquierda.

Román Revueltas nos recuerda sus conflictos con Monsiváis y Poniatowska y naturalmente dan ganas de leer los artículos de Luis, sobre todo ese tan divertido en el que decía que Monsiváis -el gran murmurador- escribía a tropezones y sin lógica.

Jesús Silva Herzog, emulando a Luis, escribe que González de Alba llamaba al pan pan y caca a la caca, y eso, entre otras cosas, significa que hay que leer el libro Las Mentiras de mis maestros, sus artículos en Milenio o la genial compilación titulada La ciencia, la calle y otras mentiras.

Roger Bartra y Martín Bonfil nos traen al hombre que explicaba que el universo funcionaba como un holograma y entonces hay que ir a Cal y Arena por sus libros El burro de Sancho o el gato de Schrödinger, por empezar con algo.

Y nos dejan sin defensas. Nos damos cuenta de que nos faltan ejemplares, de que nos falta Luis, de que su nombre en nuestra biblioteca está incompleto, de que nos falta su voz en el país. Pero para eso aprendimos algo de él y aquí estamos. 

(ivabelle@gmail.com / @ivabelle_a)

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