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Un embajador incómodo

Hace 14 años (2007) Ken Salazar impulsó una reforma migratoria que habían propuesto los senadores McCain y Kennedy, pero que a la postre no prosperó ante el rechazo que hubo de diferentes sectores de la sociedad norteamericana. Desde aquel entonces Salazar se mostraba preocupado por la situación de millones de personas indocumentadas que residen en Estados Unidos y del permanente problema migratorio que tiene el país vecino. Además de los asuntos de inmigracion, Salazar se ha ganado el reconocimiento por su conocimiento en asuntos como recursos naturales, seguridad nacional, seguridad fronteriza, energía y narcotráfico.

Sus atributos lo hacen una figura perfecta para convertirse en el eslabón en las relaciones con México. Fue por ello que el presidente Joe Biden lo escogió como embajador en nuestro país y este jueves -en el edificio Eisenhower de la Casa Blanca- juró ante la vicepresidenta Kamala Harris para que en las próximas semanas asuma el cargo.

De acuerdo con los enterados en asuntos diplomáticos, el primer objetivo de Salazar es ganar la confianza del presidente López Obrador y tratar de abordar -a la brevedad posible- temas como la seguridad fronteriza, el control migratorio y los asuntos relacionados con las inversiones de empresas estadounidenses en el sector energético.

La seguridad fronteriza y el control migratorio son también prioridades de México, pero donde ‘la puerca torció el rabo’ será en el asunto de energía. Salazar ha sido -por años- un impulsor de la técnica del ‘fracking’ -fracturación hidráulica, una técnica para extraer combustibles fósiles del subsuelo mediante el empleo de agua a presión-, incluso ha propuesto a las compañias de energía implementar campañas para educar a la población sobre los beneficios y la seguridad de esta técnica de extracción. Ha señalado que la extracción de gas natural “no implica riesgos para el medio ambiente y es seguro”. También desde hace 14 años Salazar es reconocido ampliamente por encabezar la independencia energética de Estados Unidos a través del desarrollo de recursos energéticos convencionales y renovables. Para López Obrador, desde que tomó posesión de la presidencia, los asuntos de la energía renovable no van de la mano. El ‘fracking’ no es bien visto por el mandatario, incluso se ha prohibido en México la utilización de esta técnica. “No estamos utilizando la práctica del ‘fracking’ ni se va a utilizar”, dijo en alguna ocasión’.

Las prioridades del gobierno de Biden de promover las energías limpias, contra la hermética política de Lopez Obrador de impulsar a Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad con técnicas de obtención de energía ‘a la antiguita’, serán un choque permanente en la relación de ambos países, máxime cuando quien viene a tomar posesión de la embajada es un reconocido impulsor de tecnologías más limpias y seguras, por lo que será un embajador incómodo. ¿Usted, qué opina?

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