Un botín llamado ITEI
Imaginemos que necesitas un cerrajero, pero en su lugar contratas un fontanero que, además, carga con un par de chalanes vividores, su sobrino y su cuñado, a los que hay que pagarles también por el servicio. Sobra decir que el servicio será caro y deficiente.
¿Les parece un contrasentido? Por absurdo que suene, esta metáfora explica cómo ha funcionado el sistema de “cuotas y cuates” para el nombramiento de cargos públicos en Jalisco. No llegan los mejores ni los más calificados sino los recomendados. Y hacia allá se encamina la designación de la nueva presidenta del Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado (ITEI).
Se trata de un botín jugoso: un puesto que implica el control político del órgano garante de la transparencia, más medio centenar de cargos por designar en “cascada” con el cambio de titular. Desde un puesto de chofer hasta secretarios, asistentes y otros “huesos” que representan un atractivo “negocio” a cinco años.
La repartición de cargos por medio de “cuotas y cuates” se trata de una práctica de la más vieja y rancia política impulsada por quienes presumen una nueva forma anaranjada de hacer política.
Los diputados locales elaboraron una segunda convocatoria “a modo” para elegir a la presidenta del ITEI en donde ignoraron al Consejo Consultivo integrado por universidades y organismos empresariales que declinaron participar en este proceso amañado.
En este caso, quien lleva mano no es un partido sino un diputado: el morenista José María Martínez. No lo hace solo sino con la complicidad de Movimiento Ciudadano que le entrega la posición a cambio de al menos siete votos que, sumados a los cinco del PAN, le dan a los naranjas la mayoría calificada y el control político del Congreso local al gobernador.
Resulta contradictorio pues en 2005, el entonces legislador panista Chema Martínez se pronunció en contra de la creación del ITEI y ahora, por medio del sistema de “cuotas y cuates”, podría terminar de revivir políticamente gracias a los emecistas y quedarse con el organismo.
Asignar puestos públicos por compromiso con amigos, pago de favores o para cubrir cuotas partidistas o de poderes fácticos es una forma de corrupción que responde a un sistema de botín.
Cuidemos que la supuesta elegida Aislinn Lizeth Ramos Rubio, hija del ex consejero electoral Mario Ramos y amigo desde la adolescencia de Chema Martínez, no se convierta en un distractor porque, como ocurrió en procesos pasados, en realidad hay un pacto escondido al ojo público con la verdadera cuota. Es decir, el Congreso simula una designación “abierta”, sacrifica a un perfil atractivo a la opinión pública y reparte el botín de último momento.
Los legisladores deben elegir a la nueva presidenta a más tardar el 22 de julio, por lo que estos días serán clave para que la presión del Consejo Consultivo surta efecto y se encarrile nuevamente el proceso.
Hasta ahora, los diputados no han dictaminado la Ley de Designaciones Públicas, pendiente desde la legislatura pasada como parte de la Reforma Anticorrupción 2.0, pues les conviene hacernos creer que necesitamos un fontanero que disimule la podredumbre estancada en sus cañerías y no un cerrajero que garantice la máxima transparencia de los asuntos públicos.