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Un año de guerra

El 24 de febrero de 2022, el presidente ruso Vladimir Putin anunció una “operación militar especial” para invadir Ucrania. Iniciaba una tormenta que nubló el horizonte. Muchos esperaban que en pocos días se tradujera en la caída del Gobierno de Kiev, imponiendo un nuevo régimen pro-ruso, incluso otros hablaban de la anexión total a la Federación Rusa.

Algunos admiraron la osadía rusa con cierta resignación. Pero la violencia impactó a las naciones Occidentales que sabían que la indiferencia sería un paso hacia la expansión planeada de la “gran Rusia”, por lo que reaccionaron con medidas económicas y acciones de suministro de asistencia militar. 

Casi un año después Ucrania resiste y Rusia insiste con un saldo sangriento enorme: cada bando ha perdido más de cien mil bajas de personal militar y los ucranianos han sufrido con la muerte de decenas de miles de civiles. La economía de Ucrania se ha reducido aproximadamente un 30%, mientras que más del 30% de su población ha sido desplazada. Sus infraestructuras han quedado destruidas y alrededor del 40% de su capacidad de generación de electricidad ha sufrido daños. 

Rusia se ha reducido también en términos económicos, financieros y de presencia en el mundo. Además, la violencia militar cohesionó al bloque Europeo, fortaleció a la OTAN a la que se sumarán Finlandia y Suecia, y reactivó la industria militar en Estados Unidos y Europa. Además reconfiguró el mapa del suministro de energía hacia Europa dejando de lado la dependencia de Rusia. De forma lateral profundizó las tensiones de occidente con China fortaleciendo la cohesión en la región Norteamericana a la que pertenecemos. En esa coyuntura crecen las inversiones por la relocalización industrial y el auge de algunas industrias que está fortaleciendo la economía regional. 

Como suele pasar en el tiempo tormentoso de la guerra, ambas partes del conflicto cometieron errores: el más importante fue el cálculo del presidente Putin que subestimó la capacidad de resistencia de Ucrania. También las naciones de Occidente sobreestimaron el efecto de las sanciones  y reaccionaron lentamente en el respaldo militar. Las guerras nublan el horizonte no solamente con el humo que deja el fuego sangriento, sino que provocan decisiones erráticas en medio de la vorágine envolvente y al mismo provocan efectos positivos para otros. 

A pesar de que las partes en conflicto reconocen sus pérdidas y errores, ninguna parece dispuesta a transigir, ni siquiera a considerar un alto el fuego; sino al contrario: Moscú, Kiev y los partidarios occidentales de Ucrania están redoblando sus esfuerzos militares. Rusia libra una guerra contra un adversario respaldado por el bloque con la industria militar más sofisticada del mundo y que luego de algunos meses ha activado sus líneas de producción de armas que fluyen poco a poco al Ejército de Kiev. Sin embargo, ese apoyo externo no es una garantía del triunfo de Ucrania. Mas, ha colocado a Rusia en una ruta en la cual, pase lo que pase, habrá perdido gran parte de su poder económico, militar y político en el mundo. 

Por otra parte, está el recurso siempre presente del uso de las armas nucleares de parte de Rusia. Por esa razón, los especialistas consideran muy difícil un triunfo total de alguna de las partes y se inclinan a que la salida será negociada y que ambas partes luchan para tener fortaleza estratégica en ese momento.

Un año después, la guerra ha impactado profundamente las relaciones geopolíticas, ha diluido a los organismos multilaterales enfocados a la paz global y acrecentado el peso del factor militar impulsando una carrera armamentista que parecía superada.

El tiempo nublado que provoca la pérdida de cientos de miles de vidas, los daños incalculables, el realineamiento de los bloques militares y económicos, cómo el desgaste de las instituciones ha impactado nuestra realidad. El aumento en el precio de la electricidad, de la gasolina, de los alimentos, la tasa de interés al alza y muchos otros hechos relacionados con nuestra vida cotidiana son provocados de alguna forma por esta tormenta que cumplirá en un año el día 24. Y al mismo tiempo, el crecimiento industrial en nuestra región es indirectamente impulsado por estos hechos. Aunque el tiempo nublado prevalece hay signos positivos que nos impactarán. 

luisernestosalomon@gmail.com

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