¿Un Presidente rabioso y triste?
El pasado martes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) firmó un documento donde afirma no buscará su reelección y por tanto dejará la investidura en 2024. Lo anterior ante la crítica de su propuesta, e inicio del trámite para integrar a la Constitución la figura de la revocación de mandato. Mexicanizada de forma muy peculiar. En lugar de significar en teoría un arma de la ciudadanía, para llamar a votar si tal o cual gobernante termina o no su periodo. La revocación lopezobradorista es un juego donde decidirá el mismo Presidente a su antojo, si la echa a andar. Además se llevaría a cabo junto con la próxima elección federal intermedia la cual implicará la elección de alrededor de 10 gubernaturas y demás. Diré lo evidente. La entrada del Presidente (dada su popularidad) a la contienda, romperá aún más con su equidad.
AMLO en su carta, afirma sólo tratarse del cumplimiento de un compromiso de campaña. Y parece dirigida no al pueblo de México, tal como se anuncia, sino para aquellos entendemos dicha revocación como un elemento más para prever su futura reelección, tal como se dijo aquí la semana pasada. El problema es todo lo demás. Lo pudo haber dicho todo claro y bien en un par de párrafos. Pero salió muy mal redactado. Banal. Descuidado. Mal estructurado, innecesariamente majadero y amenazante. Con fastidia y arrogancia, y con un enorme desprecio hacia sus críticos. Impropio de la investidura. Quizá el documento más impropio jamás firmado por un Presidente de México en funciones.
Aparte, deja un montón de dudas. De ambigüedades. Van algunas partes del mismo. “Sin embargo, mis adversarios políticos, los conservadores -que creen que soy como ellos porque su verdadera doctrina es la hipocresía-, vociferan que la propuesta de someterme a la revocación del mandato encubre la intención de reelegirme en 2014”. “Sepan pues, señores conservadores, que abandonaré la Presidencia el día preciso que marca la ley y que en 2014 me iré allá por Palenque”. Y enseguida va esta joya: “Pero también les digo con sinceridad y en buena lid, que deseo de todo corazón y con toda mi alma que lo logrado para entonces sea muy difícil de revertir y que el país no retroceda a los inmundos y tristes tiempos en que dominaba la mafia en el poder”. Antes señala: el pueblo pone y el pueblo quita, aunque luego afirma estar en contra de la reelección presidencial por ir en contra de sus principios y se afirma maderista. Y es precisamente lo más más confuso del mensaje haber usado así el término pueblo. Porque desde su discurso él, López Obrador es el Pueblo en mayúsculas. Así, él se quita y pone. Pero no se le eligió para ser el Pueblo, sino para ser el Presidente.
Ahora bien, el documento también llama a la especulación. Si efectivamente AMLO no buscará la reelección, ¿a qué se deberá? ¿Implicará temas de salud? Quizá él ya sepa físicamente no aguanta otro sexenio. A la mera, esa es la razón de la rabia y tristeza transmitida en su carta. Creo deberíamos saber más sobre su salud. Pero total, yo así entiendo el mensaje dirigido a sus críticos y/o adversarios: Me reelija o no, me encargaré de la irreversibilidad del nuevo régimen, y para ello no les permitiré llegar al poder ni criticarme. Una amenaza rabiosa, triste.