Turismo y COVID-19: de los Pueblos Mágicos a los remedios mágicos
¿Cuál es la cifra que mejor refleja la crisis del turismo por el COVID-19? El número de turistas internacionales que llegaron a México se redujo 46 por ciento. La derrama económica de las actividades turísticas sufrió la caída más profunda en más de 40 años. Como país, captamos 11 mil 286 millones de dólares menos que en 2019, una merma de alrededor de 55 por ciento. El turismo generó apenas el equivalente a 28% de las divisas que producen las remesas.
El PIB turístico registró una caída de 47% al cierre del primer semestre. Este es el dato más reciente y sirve para recordarnos que se trata de la actividad más golpeada por la pandemia. Aportaba casi 9% del PIB de manera directa y hasta 15% si consideramos las actividades relacionadas indirectamente con el turismo.
Piensen, por ejemplo, en los pescados y los filetes que consumen los turistas, en las cervezas y el tequila. En los boletos de espectáculos como el Gran Premio de Fórmula 1 o las entradas a los sitios arqueológicos que se dejaron de vender. Es también un sector intensivo en derrama al sector informal: la venta de comida fuera de los conciertos; los servicios de acompañamiento y guía de turistas; los collares de artesanos que se consiguen en las plazas de las ciudades coloniales.
Los empleos perdidos son cientos de miles, pero es muy difícil tener la cifra exacta. Han cerrado al menos dos mil agencias de viajes y más de 100 mil restaurantes. Comenzamos el 2020 con cerca de 4.5 millones de personas trabajando en el sector y luego comenzó la montaña rusa. Están los empleos que se perdieron y se recuperaron; pero también los que se recuperaron y se volvieron a perder. Al tercer trimestre del 2020 eran 1 millón 110 mil 628 puestos de trabajo perdidos, de acuerdo con la ENOE.
La situación perjudica especialmente a mujeres y jóvenes, porque es un sector donde seis de cada 10 empleos son ocupados por mujeres y en donde hay muchas oportunidades para los menores de 30 años. ¿Qué lecciones aprendimos de la peor crisis en la historia del sector? México tiene la enorme ventaja de la cercanía con Estados Unidos, el segundo mayor exportador de turistas del mundo, después de China. La buena conexión con Estados Unidos sirvió para que la caída de turistas extranjeros hacia México fuera menor que la que sufrieron otras potencias turísticas como China, Tailandia, España, Francia y Turquía. Para todos ellos el desplome fue superior al 70%, en gran medida porque dieron prioridad al control de la pandemia y negaron el acceso automático a los turistas.
No habrá recuperación garantizada para el 2021. Esto queda claro al observar lo que está pasando en el primer bimestre. Necesitaremos medidas de mitigación del daño para los sectores más afectados, pero también apoyos para la reactivación. No olvidemos que más de 80% del sector son mipymes, que 30% del empleo corresponde a empresas que tienen de dos a nueve trabajadores. En materia de transición digital, ha habido avances, pero falta mucho; sabemos que el futuro del turismo está ligado a la sustentabilidad, aunque no hemos hecho la tarea.
En el mundo, hablan de alianzas entre el sector público y privado para salvar y/o relanzar el turismo. En México, predomina la desconfianza y la falta de entendimiento. Contamos con locaciones privilegiadas y una poderosa Marca País, que sirve para atraer turismo de sol y playa; turismo cultural y turismo de convenciones. México es una potencia turística, pero no nos basta con enlistar las fortalezas si no nos hacemos cargo de nuestras debilidades.
Atención con encomendarnos a la vacuna como si fuera un remedio mágico. Si no hay una estrategia integral de salud, el turismo no recuperará los niveles previos al COVID-19. ¿Por qué la Cancillería reclama a los países que restringen los viajes a México...? ¿No sería mejor exigirle a la Secretaría de Salud que haga bien la chamba?
lmgonzalez@eleconomista.com.mx