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Trump le “tuerce” los ojos a la iglesia

Pasaron las primeras 48 horas después de la toma de posesión de Donald Trump y las pregonadas redadas en todo el país y las amenazas de deportaciones masivas afortunadamente no han llegado, así como no sucedió —“a partir del primer minuto de mi llegada” como lo dijo el mandatario— con la aplicación de aranceles a las importaciones desde México y Canadá. Las deportaciones entre martes y miércoles en la frontera fueron las habituales que todos los días llevan a cabo las autoridades de la Patrulla Fronteriza.

Las que sí continuaron llegando a Trump fueron las súplicas de “clemencia” para no deportar a migrantes sin documentos desde el seno de la Iglesia, como fue el caso durante el tradicional servicio religioso que se celebra cuando llega un nuevo presidente a la Casa Blanca. Fue la obispa Mariann Edgar Budde, de la Diócesis Episcopal de Washington D.C., quien dirigiéndose a Trump le dijo: “...le pido tenga misericordia para gente en nuestro país que tiene miedo ahora… Hay gente que recoge cosechas, que limpia nuestras oficinas, que trabaja en granjas, en empacadoras de carne, que lavan la loza luego de que comemos en restaurantes, que trabajan en turnos nocturnos en hospitales… La vasta mayoría de los migrantes no son criminales. Le pido tenga clemencia por los que huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y acogida aquí”.

Al escuchar esto, Trump “torció” los ojos como muestra de molestia o desprecio. Horas más tarde Trump dijo que “el tono —de la religiosa— era desagradable y no era convincente ni inteligente… fueron inapropiadas sus palabras”.

Trump, quien en 2011 confesó que pertenecía a la Iglesia Presbiteriana, no frecuenta una iglesia en particular, ni se le conocen inclinaciones religiosas explícitas —aunque en el 2020 se definió como cristiano “no denominacional”—, un día después del atentado contra su vida el año pasado, dijo: “Mi fe adquirió un nuevo significado el 13 de julio en Butler, donde me tiraron al suelo, básicamente por lo que parecía una mano sobrenatural… Me gustaría pensar que Dios me salvó con un propósito que es hacer que nuestro país sea más grande que nunca”. (?)

La relación de Trump con la iglesia —sobre todo la católica— ha sido como un “camino sinuoso”. Hay que recordar las palabras del Papa Francisco durante las elecciones presidenciales en 2016 cuando, el aquel entonces candidato, hablaba de construir un muro en la frontera con México, a lo que el Pontífice dijo: “Quien construye muros para mantener alejados a los inmigrantes no es cristiano”. Y esta semana, con motivo de su segunda llegada a la Casa Blanca, el Sumo Pontífice le escribió un mensaje donde le enfatiza que “espero que, bajo su liderazgo, el pueblo estadounidense prospere y se esfuerce siempre en construir una sociedad más justa, donde no haya lugar para el odio, la discriminación o la exclusión”.

Posiblemente este mensaje también le provocó a Trump “torcer” los ojos en señal de rechazo a las recomendaciones y esperanzas del Vaticano.

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