Tregua delincuencial rota
Hemos dicho aquí que la delincuencia organizada jugó como nunca en las pasadas campañas electorales y dejó su huella de sangre con el mayor número de personajes públicos y candidatos y candidatas asesinadas. Más de 140 víctimas.
Para confirmar esta criminal y desafortunada sincronía, el hampa pareció hacer una tregua unilateral en la llamada veda electoral y la violencia en México tuvo una notable disminución en el número de homicidios y hechos violentos en gran parte del país, cuando las campañas proselitistas pararon el miércoles 27 de junio.
En cuanto concluyó la jornada electoral del domingo 1 de julio, sin embargo, la violencia ha empezado a escalar nuevamente.
Muy poco les importó a los jefes de las bandas delictivas el buen ánimo social que dejó una gran jornada cívica en la que hubo una gran participación ciudadana, los contendientes perdedores aceptaron a temprana hora la derrota y el ganador, pese a su gran ventaja y respaldo popular, ha mantenido un tono conciliador.
En Jalisco, por ejemplo, al día siguiente de la jornada electoral cayó asesinado el joven alcalde priista de Tecalitlán, Víctor Guadalupe Díaz Contreras, quien a principios de año tuvo que enfrentar la crisis política que le generó la desaparición de tres italianos, entregados por agentes de su Policía municipal al cártel que domina esa región.
Con este delito de alto perfil, las bandas delincuenciales que se disputan la plaza parecieron reiniciar su guerra, no sólo para defender territorio sino para hacer un llamado a las nuevas autoridades emanadas el 1 de julio, a muchas de las cuales amedrentaron desde la elección de los candidatos.
Así, desde el lunes 2 de julio se ha registrado una escalada de violencia no sólo en el Área Metropolitana de Guadalajara, sino en distintas zonas del Estado, como en los Altos de Jalisco, donde se aseguraron dos pipas calcinadas en las que se encontraron dos cadáveres. Esta imparable y cotidiana racha de violencia tuvo otro episodio que conmocionó a la comunidad este domingo, cuando un comando entró a una casa habitación y asesinó con armas largas a cinco mujeres y dos hombres de alrededor de 25 años en una colonia popular de Tlaquepaque, municipio que, para las autoridades, es uno de los escenarios donde se registra la disputa más abierta entre el dominante cártel Nueva Generación y sus nuevos detractores, surgidos de divisiones internas.
Esta nueva ola de violencia obliga a las autoridades salientes a revisar sus estrategias que siguen sin poder enfrentar con eficacia al hampa, y a que las autoridades entrantes se pongan ya a afinar sus acciones, que poco definieron en sus campañas, para enfrentar su más importante reto sin provocar los vacíos que cada alternancia aprovecha la delincuencia para seguirles ganado terreno, en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos.
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