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Transparencia en peligro de extinción

Si bien aún no desaparece, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai) quedó paralizado, en fase de inoperancia desde el primero de abril que el comisionado Rafael Javier Acuña Llamas concluyó su periodo, y dejó sin quorum el pleno, que como mínimo debe reunir a cinco comisionados.

Hace ya más de un año que había terminado el periodo de otros dos comisionados, y luego de una lenta definición en el Senado para elegir a sus sucesores, el Presidente Andrés Manuel López Obrador decidió vetarlos bajo el argumento de que eran producto del reparto de cuotas entre panistas y morenistas.

Lo cierto es que AMLO aprovechó las pifias, deliberadas o no, de su coordinador en el Senado, Ricardo Monreal, al pactar en un muy desaseado proceso, designar a un morenista cercano a él y que había resultado de los peores evaluados, Rafael Luna, y a Yadira Alarcón, como cuota del PAN, y decidió vetar a ambos.

Pese a la exigencias de la oposición en el Senado, la mayoría morenista y sus aliados no apuraron la nueva elección luego del veto, y se fueron de vacaciones pese a que su incumplimiento dejaría incompleto y sin poder sesionar el pleno del Inai, ante la inminente salida de Acuña Llamas, a quien el Presidente reclamó hace dos semanas autorizar la solicitud para transparentar su tesis y su título profesional.

Aunque la paralización del pleno del Inai, no implica el cierre de la Plataforma Nacional de Transparencia en la que los ciudadanos podrán seguir haciendo solicitudes de información, sí impide que se interpongan recursos de inconformidad.

Toda esta animadversión de la 4T al Inai quedó obscenamente exhibida la semana pasada que el fuego amigo entre las “corcholatas” provocó que se filtrara una grabación del secretario de Gobernación, cuando en una reunión con senadores morenistas y sus aliados expone que su jefe López Obrador le había pedido seguir retrasando esas designaciones, un “impasse” que era como el “mundo ideal” para ellos. Esa confesión publicada, se sumó al machismo político del senador Félix Salgado Macedonio, que dijo que por ser mayoría los comisionados se elegirían cuando ellos quisieran, y el remate vino en la mañanera cuando el Presidente dijo que el Inai no servía para nada más que para tapar “corruptelas”.

Más allá de este “fuera máscaras”, no hay sorpresa alguna porque era sabido de todos la tendencia de López Obrador de debilitar, en busca de su extinción, a los Organismos Constitucionales Autónomos (Oca´s) obstaculizando el cumplimiento de sus obligaciones institucionales que contribuyen al equilibrio de poderes.

Lo dicho, si en estos organismos se ha incurrido en excesos, sin duda se tienen que sancionar y corregir, pero no se puede hacer una descalificación total de su trabajo para eliminar la supervisión de esas nuevas aduanas que hacen escrutinio del ejercicio y resultados de la administración pública.

Este rechazo al Inai, violatorio de la Constitución, deja muy mal parado al Gobierno de la 4T y echa por la borda todo el discurso anticorrupción del Presidente López Obrador.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación debe frenar este exceso y desde la sociedad civil se debe defender al Inai, que fue por años un anhelo social para acotar a los poderes públicos y a la clase política y gubernamental por toda una historia de abusos, corrupción, ineficiencias y prepotencias como las que hoy lo quieren desaparecer.

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