Tráfico ilegal de armas: México contra Goliat
La Barrett Firearms Company define su fusil de asalto Barrett calibre .50 como “un juguete para un niño grande”. Este rifle de alto poder con mira telescópica, convertido en el fusil más letal y preferido del narco mexicano, inspira el emblema y compromiso de la firma: “una cosa es fabricar armas y otra vivir y respirarlas”.
Este fusil de asalto fue ideado por Ronnie Barrett, un sureño de Tennessee, Estados Unidos, y fotógrafo profesional, amante de las armas. Él mismo, en el ático de su casa, elaboró el primer modelo de lo que sería, 35 años después, un emporio armamentístico.
Barrett está entre las 11 empresas que México demandó en agosto pasado por “prácticas negligentes” para vender armas y exigió una compensación económica. Con este antecedente, Marcelo Ebrard denunció ayer ante el Consejo de Seguridad de la ONU la falta de controles contra el tráfico ilegal de armas.
Este contexto ayuda a poner en perspectiva algunos puntos del debate. Sí, entre el 70 y 90 por ciento de las armas recuperadas en una escena del crimen en México son traficadas desde Estados Unidos. Sí, la “disponibilidad casi ilimitada de armas” en el país vecino convirtieron a América Latina en la región con la mayor cifra de muertes violentas sin ser una zona de conflicto armado declarado. En ferias regionales, supermercados o en línea, la Segunda Enmienda le garantiza a cualquier ciudadano en Estados Unidos la compra individual o masiva de armas para defensa personal o de uso “recreativo”.
La Asociación Nacional del Rifle, vigente desde 1871, funciona como un poderoso Goliat con influencia económica y poder político (Trump y Sarah Palin son dos de sus miembros destacados). En otras palabras, allá en el Norte subyace una enraizada cultura de las armas, un tabú para cierto tipo de norteamericano.
Contra esto lucha México y su honda de tirar piedras. El canciller exigió ante la ONU el fin de “prácticas irresponsables” para que la industria cumpla una autorregulación con el monitoreo de su producción, distribución y comercialización de armas.
Las compañías de armas respondieron. Si un mexicano presiona el gatillo en Tijuana, ¿el culpable está en Tennessee? Si un arma se usa para matar, ¿la negligencia es del fabricante? Eso es lo que tiene que demostrar México. La esgrima jurídica avanzó ayer, pues fabricantes solicitaron desestimar la demanda bajo los argumentos de que el gobierno mexicano carece de facultad legal para llevarlos a juicio. México debe responder a más tardar en enero.
La Asociación Nacional del Rifle (ANR) define así la importancia de Barrett: «El ejemplar logro y trabajo de una vida de un individuo que desarrolló un rifle que provocó un profundo, positivo y duradero impacto en la manera en que los americanos disparan y cazan».
Añadimos: y la forma en que los cárteles mexicanos acaban con miles de vidas. Pero hay que demostrarlo. La lucha de David contra Goliat.