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Tonalá, el círculo de la marginación

Tienen razón los habitantes de Tonalá; ni patio trasero ni basurero. Más allá de la legitimidad o no de las protestas del fin de semana y la coyuntura política que las rodea hay un tema de fondo en el desarrollo urbano de la zona metropolitana de Guadalajara: la marginación histórica del municipio del oriente, del “lugar por donde sale el sol”.

La inauguración del BRT Peribús o Mi Macro Periférico (me niego a llamarlo así porque sólo causa confusión con la vía que lleva ese mismo nombre) es una de las mejores noticias que ha tenido la zona metropolitana de Guadalajara en transporte masivo. El sistema tendrá más de 300 mil viajes al día, más que la Línea 3 del Tren Eléctrico, y facilitará la vida de decenas de miles de tapatíos.

Faltan detalles, hay que exigir que se termine con calidad, que se rinda cuentas de cada peso, como en cualquier obra pública, pero eso no le quita un gramo a su peso específico como obra de infraestructura vial. Que el BRT no llegue a Tonalá no es porque las autoridades no quieran, es porque en el nororiente, en el borde de la barranca, no cabe, y en el sur oriente el Periférico no existe, no se hizo en su momento en los años setenta, el derecho de vía fue invadido y nunca se pudo concluir.

El problema pues no es nuevo ni es el BRT sino la deuda histórica de la zona metropolitana con este municipio. Baste recordar que cuando se construyó la Línea 2 del tren se decidió no llevarla hasta Tonalá “porque no era costeable”.  A la falta de conectividad sumemos una profunda corrupción, malos alcaldes, problemas en tenencia de la tierra y crimen organizado. Todo ello ha convertido a Tonalá en el patio trasero.

Darle la vuelta a este rezago histórico no es cuestión de una administración estatal o municipal, se requieren muchos años y muchos pesos y pasa fundamentalmente por tres temas. El primero es la conectividad; acercar a Tonalá a la zona metropolitana le dará valor y calidad de vida a sus habitantes. El segundo es el medio ambiente. Cuando entendamos que la barranca no es el basurero sino parte esencial del clima de toda la ciudad veremos a Tonalá con otros ojos. El tercero es la seguridad. Las Administraciones van y vienen sin que logremos que se homologuen las policías. Mientras exista una más rezagada, como es el caso de Tonalá, el crimen organizado olerá la debilidad.

No podemos cerrar el círculo periférico en Tonalá, lo que sí podemos es cerrar el círculo vicioso de la marginación.

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