Tomateros y Charros, por la supremacía
Una Serie Final con sabor a revancha, y con rasgos por demás interesantes, será la que se vivirá en la disputa por el título de la campaña 2024-2025 de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), que a partir de este martes protagonizarán Tomateros de Culiacán y Charros de Jalisco.
Lo anterior, en razón de situaciones que se han venido acumulado a lo largo de los 10 años que tiene Charros de Jalisco en su regreso al máximo circuito beisbolero profesional de invierno, en el que ya se vieron las caras en un par de Finales dividiendo triunfos, aunque siendo más reciente el obtenido por los caporales albiazules que se ciñeron la corona de la temporada 2021-2022, debiendo llegar hasta la última instancia, el juego siete, para definir al campeón del certamen.
Pero hay que recordar que la rivalidad entre Charros y Tomateros tuvo parte de su origen justamente en la campaña 2014-2015, cuando el conjunto representativo de Jalisco, tras haberse catapultado como el mejor equipo del calendario ordinario tanto a la defensiva como a la ofensiva y con un muy buen elenco en el staff de lanzadores, calificando a Playoffs como el sembrado número uno y etiquetado como amplio favorito para coronarse, sufrió una muy dolorosa derrota en la Final contra la novena culichi.
En esa época los Tomateros estaban liderados por el mánager Benjamín Gil. Con mucho esfuerzo llegaron a Playoffs y pasaron a las Semifinales como el perdedor con menos desdoro, o por decirlo en argot positivo, como el mejor equipo de entre los perdedores, y no tenía obviamente la etiqueta de favorito.
Pero ambos conjuntos llegaron a la Final y ya sabemos la historia: Charros con un muy buen roster, embalado, armado, proveniente de Guasave, llegó muy sólido y se esperaba fuera una Final de trámite para que el conjunto albiceleste de Jalisco hiciera bueno el pronóstico y pasara por encima de los de la capital sinaloense, más los culichis le sacaron una victoria en los dos primeros juegos del serial final en el Estadio Panamericano de Zapopan, y habiéndose conjuntado diversas circunstancias adversas, como lesiones inesperadas y refuerzos que no funcionaron bien, se menoscabó la consistencia de los jaliscienses a la defensiva y especialmente en el pitcheo, lo que motivó que Culiacán y su afición boconearan a Charros y le ganaran la batalla por la corona, abollando el anhelo de la gran afición y de quienes fueron los responsables de traer de regreso el beisbol profesional a la capital jalisciense, encabezados por Salvador Quirarte, justo cuando parecía lograrían coronarse en esa su primera temporada tras el largo ayuno de casi 20 años del juego de pelota en alto nivel, pero Culiacán se coronó.
El dato que no deja de ser curioso es que en la última Final que sostuvieron Charros y Tomateros, sus actuales mánagers dirigían al rival; es decir, Benjamín Gil, hoy timonel de Charros, era el coach de Tomateros, mientras que Roberto Vizcarra, actual monitor de los culichis se desempeñaba como mánager de Charros.
Es altamente previsible que, como hace 10 años, y como hace tres, esta Serie Final generará una gran expectativa y seguramente habremos de presenciar un duelo de alto nivel por la rivalidad que de suyo se ha generado entre las dos organizaciones y que se acentúa cada vez más.
Será pues esta la tercera ocasión que en 10 años se encuentren en una Final Tomateros y Charros y ya se verá, ahora sí como se dice popularmente “de qué cuero salen más correas”. Lo cierto es que ambos son dignos merecedores de estar en la Final; baste subrayar que los sinaloenses fueron el mejor conjunto de la temporada regular y en Playoffs dejaron en el camino a Venados de Mazatlán y a Cañeros de Los Mochis; mientras que Charros fue el tercer mejor equipo, y en Postemporada eliminó a los Caballeros Águilas de Mexicali y a Naranjeros de Hermosillo.
La Final se jugará este martes 21 y miércoles 22 en Culiacán, y viajan el jueves 23 para continuar el viernes 24 y sábado 25 en Zapopan, y de ser necesario el domingo 26; de no haber aún un ganador se estarían encontrando de nuevo en territorio sinaloense para desahogar uno o dos cotejos en la casa de los culichis.