Todos los "nos" que derrumbaron Shakira y J.Lo
Fuera de las luces, fuegos artificiales, pantallas, producción y bailarines que se cargaron la colombiana Shakira y la neoyorkina de origen puertoriqueño J.Lo en el Super Bowl, el espectáculo —del que todos los medios hablan— me pareció excepcionalmente potente, le diré por qué.
Quizá todo este asunto del legendario show de medio tiempo del partido le parezca frívolo. Quizá lo sea. A mi particularmente me pareció histórica —en su momento— la actuación de Michael Jackson, que dicho sea de paso, todo lo que hizo este artista fue memorable. Lo que sucedió el domingo fue muy simbólico y esa estrambótica producción (digna del Super Bowl) le suma al argumento cuasi político que con sus vaivenes de cadera dos mujeres potentes, latinas y únicas han impreso en el corazón de muchas de nosotras. Yo la primera, me incluyo. Las amé por varias cosas, ahí voy.
Shakira y Jennifer López son dos mujeres de origen latino, cuarentonas y además son mamás. ¿Se da usted cuenta? Además, todos sabemos que son unas exitosas empresarias, pero dejando eso de lado, dos mujeres unidas y conectadas con su talento (que eso es poderoso); un talento que las conecta con el mundo en plena madurez, y es en esa madurez donde se paran frente al mundo y comparten un sueño, un sueño que tuvieron cuando eran adolescentes. ¿Se imagina el sueño artístico de una adolescente latina en Estados Unidos? ¿En un evento dominado por la masculinidad? Pues ahí las tenemos, haciendo que gente como yo veamos el Super Bowl —que nunca ha sido mucho mi tema— y demostrando que sí se puede, que los estereotipos son una invención… Shakira tiene 43 y J.Lo tiene 50 años… Y todos vimos no solo la destreza de sus cuerpos, que eso habla de mucho trabajo, mucha mucha disciplina —de toda una vida— en lo que aman, vimos a dos madres partiendo plaza y llevando su condición latina, libres, su talento y su maternidad a todos y a todas. Unidas, poderosas, rompiéndola ante el mundo.
Entonces ¿sabe qué me pasa? Que me quiero levantar hoy a cambiar el mundo, a darle duro porque sí se puede, a seguir trabajando. Más allá de las caderas, los flecos y los diamantes, yo vi a dos mujeres que alcanzaron un sueño, que le hablan a ese mundo que dijo que a los 40 ya envejeces, que desde la maternidad todo se pierde… La ilusión de estas mujeronas hizo que me levantara hoy a romperla. Buena semana.