Todo en un punto
“Aquí, desde el lugar de los hechos”, frase clásica del periodismo que destaca el valor que tiene estar en el sitio en el que las cosas importantes suceden. En las transmisiones deportivas, radiofónicas o televisadas, tener a una reportera, a un reportero “a nivel de cancha” es indicio de calidad periodística, aunque los que narran los sucesos del juego estén en un palco a cincuenta metros.
Sería una aberración que un periodista de nota roja pidiera que los crímenes se cometieran en el jardín de su casa o que el gerente de una planta de producción de celulares pidiera que las obreras y la línea de montaje se trasladaran a su casa. Podríamos seguir con otros ejemplos, de la profesión que sea, y regresar al punto en el que comenzamos: el valor de estar en la vecindad de los hechos en donde quiera que se den, y si nos corresponde ser espectadores, lo somos mejores si alguien a quien concedemos confianza inicia su narración con: aquí, desde el lugar de los hechos.
El 17 de noviembre el Presidente López Obrador entregó el Premio Nacional de Artes y Literatura de los años 2020 y 2021. Ni más ni menos: artes y literatura reconocidas a escala nacional, qué importante, piensa cualquiera, y de inmediato se imagina el Palacio de Bellas Artes o el Museo de Antropología, y si somos federalistas, recintos similares en otras partes del país, espacios que son propios y propicios para los hechos de las artes y la literatura al ser puestos en la dimensión social que les corresponde por el premio que entrega el presidente, porque está claro que un músico, una poeta o la mujer y el hombre artistas plásticos pueden incurrir en los hechos cotidianos de sus oficios en donde sea, sin desdoro.
En esta ocasión, el jueves pasado, el Presidente decidió que lo mejor era que las y los hacedores fueran a su campo de juego virreinal para la ceremonia; tal vez porque López Obrador no se siente cómodo fuera del Palacio que se acondicionó de vivienda y oficina, o a lo mejor porque le da lo mismo en dónde ocurran esos actos, al cabo, lo que les da su real valía, a las artes, a la literatura, es que él preste atención a sus hacedores distinguidos, por lo que tendríamos que cambiar la frase periodística: aquí, desde el sitio en el que lo importante es el sitio mismo, con su dueño. (Por eso en las mañaneras hay quienes incluso se creen periodistas, los trata la oficina de la Presidencia como tales y el mandatario condesciende a responderles como si lo fueran, pues lo central es el lugar y el hecho destacado es el Presidente).
Entonces, la relevancia de lo que sea, de la seguridad pública, de la pobreza, de la economía, de la justicia, de la política, de la moral, está dado por el lugar cotidiano en el que López Obrador los menciona y califica su desempeño, no la tiene la gente ni el punto en el que su vida discurre.
De modo que podemos imaginar a las y a los que serían premiados por sus artes, afanados en madrugar porque iban estar junto al Presidente y rodeados no por sus pares sino por periodistas, pseudoperiodistas, el equipo de transmisión y la corte presidencial. Ese día López Obrador fue claro al iniciar la mañanera en su modalidad cultura a la 4T: “Bueno, en esta ocasión nos da mucho gusto el que nos acompañen literatos, historiadores, también ingenieros, porque vamos a entregar reconocimientos a su labor en beneficio de la ciencia, en beneficio de nuestro pueblo y del desarrollo de la nación, es una ceremonia especial.”
Luego adujo “razones”, sin mencionar una precisa, por las que no se había realizado la ceremonia, para después agregar: “Y se decidió que fuese en esta conferencia matutina llamada mañanera, porque se entera mucha gente. Podemos hacer una ceremonia especial con este propósito y no se alcanza a comunicar lo mismo que cuando se da a conocer algo en este horario y en esta conferencia, que es un diálogo circular al que ya está acostumbrada mucha gente.” Lo de “diálogo circular” es un pleonasmo, tan perfecto que alcanza para sospechar que sabe que es mentira. Y aquello de que “se entera mucha gente” es confirmación de que él no ve más allá de las sillas que tiene enfrente ¿quién supo de esos premios que solían ser nota destacada?
Luego de que intentó justificar la grosera intromisión de esos premios en su mañanera, avisó: “Me piden a veces que no tarde tanto, porque tienen que irse a sus ocupaciones, y que se resuelva lo fundamental pronto, pero a veces nos demoramos hasta dos horas o dos horas y media. En esta ocasión lo vamos a hacer breve, bajo la premisa de que, bueno y breve, doblemente bueno”. Con lo que dio paso al moderador: “Bienvenidos a la ceremonia de entrega del Premio Nacional de Artes y Literatura de los años 2020 y 2021, que entrega el señor Presidente (etcétera) con la señora secretaria de Cultura, la licenciada (etcétera). Es un gusto para la secretaría de Cultura hacer esta entrega. Y vamos a llamar al primer premiado, que es el campo 1, de lingüística y literatura del año 2020, el premio corresponde al maestro Adolfo Castañón Morán. Muchas gracias, maestro.” Y así, rápido, cinco campos premiados, el breve discurso de uno de ellos, un video con las semblanzas de los reconocidos, la foto y que pasen los ingenieros.
Parece una parodia, es nomás el estilo personal de no gobernar, de no trabajar: un rato con generales, otro para la economía y la salud, y apúrenle porque el pueblo quiere una marcha, y qué pena con tanto asesinato y con las y los desparecidos y con los niños con cáncer, lástima, remata ante cada problema, que antes México tuviera gobiernos tan malos.
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Augusto Chacón