Tlaquepaque: 3 triples homicidios en 3 días
La mañana del domingo pasado los bomberos de Tlaquepaque acudieron a apagar un incendio que les reportaron en una finca en la Colonia San Pedrito. En eso estaban cuando entre las llamas se tropezaron con los cadáveres de tres personas con impactos de bala. Entendieron así que los sicarios acaban de prender fuego para tratar de ocultar el triple homicidio. Por si fuera poco, a unas cuadras de este escenario del crimen, más tarde se vio merodeando a un perro con un cráneo humano en el hocico. El dueño de la mascota lo reportó al 911 y elementos de la Fiscalía aseguraron ese resto óseo.
Ese mismo día, dos horas después, se recibió el reporte en la central de emergencias de que había tres muertos en una calle de la Colonia Vistas del Cuatro. Eran los cuerpos sin vida de dos hombres y una mujer, atados de pies y manos y severamente golpeados. Como pasa siempre en la Zona Metropolitana, y al interior del Estado, los tiramuertos actuaron con total libertad y sin que nadie los molestara, y menos los detuviera.
En reacción a estos dos múltiples homicidios, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), a través de la V Región Militar y la 15va. Zona Militar, anunció el lunes la llegada de 400 elementos más como refuerzos militares para patrullar esas colonias de Tlaquepaque, en coordinación con la Guardia Nacional y “autoridades de los tres órdenes de Gobierno” para combatir y disminuir “los índices delictivos y homicidios vinculados al crimen organizado en la Entidad”.
Como si se tratara de una burla de los grupos delincuenciales, el martes volvieron a repetir la misma dosis de violencia en las mismas calles de la Colonia San Pedrito. El ataque ocurrió dentro de una casa a la que irrumpieron sicarios para asesinar a tiros a un hombre y dos mujeres.
Según me explican expertos y ex funcionarios en seguridad y combate a la delincuencia organizada, estos multihomicidios en serie significan un claro reacomodo y relevo de células del crimen organizado que operan en esta zona del municipio de Tlaquepaque. No necesariamente de una disputa por la zona entre cárteles rivales, sino “castigos” por desacato de vendedores de droga o ejecutores de acciones delictivas de otro tipo sin autorización de alguno de sus jefes que fue “enviado” a otra zona del Estado o del país.
Advierten que esta serie de vendettas sólo se podrán parar si, y sólo si, los refuerzos militares llegan con datos de inteligencia que les permitan identificar a los generadores de violencia, desmantelar el trabajo de ajuste de estas células delictivas. Deberán antes tener identificados a los policías corruptos de la Comisaría municipal para desactivar la protección que les brindan a los criminales. De lo contrario será una nueva expedición militar fallida.
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