Tiempos de recoger varas
Hay tiempos prósperos, “de lanzar cohetes”..., pero también hay tiempos adversos, “de recoger varas”. Por estos últimos pasa, salvo prueba en contrario, el gusto por la ópera de un sector del público tapatío.
Botón de muestra: las funciones del sexto programa de la Tercera Temporada 2022 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), el jueves pasado y este domingo, fueron sendas extensiones del programa inaugural, ayer viernes, del Festival Internacional de Música de Morelia, al que fue invitada la OFJ.
Más allá de la buena voluntad de promotores y actores y de la buena respuesta de público -sala y palcos casi llenos en el Teatro Degollado en la función del jueves-, en el aspecto artístico los resultados fueron apenas regulares...
De entrada, la orquesta tuvo una dotación reducida -poco más de 40 músicos- y, en consecuencia, una sonoridad ídem. A continuación, el joven director colombiano Juan Montoya acusó las insuficiencias propias de la edad: no siempre consiguió las dinámicas deseables en las oberturas -nada exigentes, por lo demás- de Las Bodas de Fígaro y Lucio Silla, de Mozart; el Intermezzo de Cavalleria Rusticana, de Mascagni; el entreacto al Acto II de Carmen, de Bizet, y Crisantemos, de Puccini.
Los solistas -por orden de aparición, el tenor Jin Hin Yap y la soprano Jane Soong- mostraron oficio, ciertamente, pero escaso nivel de calidad. Uno y otra están muy lejos de las grandes ligas en el mundo de la ópera.
Por lo demás, las arias “Dies Bildnis”, para tenor, y “Ah, ich fühl’s”, para soprano (de La Flauta Mágica, de Mozart) no son especialmente difíciles o demandantes. En cambio, en Una Furtiva Lagrima (de Elixir de Amor, de Donizetti) y O mio babbino caro (de Gianni Schicchi, de Puccini), por ser ampliamente conocidas, Jin y Jane se quedaron muy por debajo de los modelos consagrados e incluso de cualquier versión de referencia que se tenga.
El dúo final del Acto Primero de La Boheme, de Puccini (O soave fanciulla) exhibió las deficiencias en el registro grave de la soprano. Y en el cerrojazo de la velada, con Nessun Dorma (de Turandot, de Puccini) quizás el tenor hubiera alcanzado la nota aprobatoria si la orquesta -la batuta, para ser más exactos- no hubiera ahogado precisamente la nota culminante.
El programa, como ya se apuntó, se repite este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.
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