Tiempo de agradecer
Esta es la última columna del año, es tiempo de recuento y de reencuentros. En estos días nos volvemos nostálgicos, los recuerdos y las ilusiones revolotean en nuestras mentes y en nuestros corazones. Nos vestimos de ternura y de esperanza; las familias y los amigos festejan con las precauciones que la pandemia impone, los abrazos, a veces diferidos, dan paso a lágrimas de amor y a risas que expresan la felicidad de sentirse parte de un grupo ligado por la sangre, la tierra, el idioma, la música y la comida. Se destinan a la chorcha largas horas que parecen cortas. Se funden el pasado y el presente: es tiempo de recordar a los que se fueron y agradecer que aquí seguimos.
¿Cómo olvidar al presbítero José Rosario Ramírez, “Padre Chayo”? Inteligente, culto, escritor prolijo, caminante infatigable, observador profundo, maestro admirable y ministro de su fe pero, sobre todo, amoroso pastor que entendía al ser humano y sus debilidades: confesor que, lejos de censurar a quienes acudían a él en busca de consejo, les ayudaba a encontrar el camino de la sensatez. ¡Cuánta falta les hace a la Iglesia y a la sociedad personajes con su autoridad moral!
Las artes visuales perdieron a un artista excepcional: José Hernández Claire. Fotógrafo documentalista de la realidad, obtuvo, entre otras distinciones, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España en 1992. Ya no podremos mirar al mundo a través del diafragma de su cámara, pero su obra ahí queda como testimonio de que el arte debe estar al servicio de la sociedad. Tuve la suerte de conocerlo, pues nuestras hijas, Úrsula y Ximena, fueron compañeras en la escuela. Ahora Úrsula sigue los pasos familiares como creadora de arte.
Berta Alfonsina Navarro Hidalgo fue una mujer extraordinaria, definitivamente la más brillante de mi generación de abogados. Distinguida con la Medalla al Mérito Judicial Ignacio L. Vallarta, otorgada por el Consejo de la Judicatura Federal, fue la primera Jueza de Distrito nombrada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la primera Magistrada del Tribunal Federal Electoral. Su excepcional conducta, calidad humana, honestidad y desempeño profesional dieron paso a que hoy cada vez más mujeres ocupen cargos de alta responsabilidad en el Poder Judicial de la Federación.
Pérdida sensible es también la de Arturo Márquez González, empresario del calzado y activista social: combativo, valiente, auténtico, propositivo y honesto, jamás guardó silencio ante la injusticia. Fue presidente de la Cámara del Calzado, Coordinador de CCIJ y miembro permanente de la Concamin por más de treinta años.
Se apagó la voz de Vicente Fernández. Su muerte representa una pérdida inestimable. Por muchos años, el “Charro de Huentitán”, le cantó al pueblo mexicano y, junto con Jorge Negrete y Pedro Infante, es de los máximos exponentes de la canción vernácula.
La vida sigue y, en el futuro, otras personas adquirirán la categoría de trascendentes, pero no debemos pasar por alto un reconocimiento a quienes aportaron su ejemplo y/o talento para dar forma y contenido a nuestra cultura. Descansen en paz.