Ideas

Textos incómodos y necesarios

“No querer a las mujeres cuando se es hombre, es una actitud. No querer a los hombres cuando se es mujer, es una patología”. Si quiere tener elementos para conocer, analizar y opinar sobre feminismo desde una experiencia personal y dura, existe un ensayo publicado el año pasado que aprovecha la analogía con la historia de la película King Kong para mostrar de forma ácida y mordaz una faceta más de la revolución femenina.

El texto examina la carga que representa la responsabilidad de ser mujer y vivir para contarlo, de sentirse culpable por lo que le toca sortear a cada una, del burdo consejo sobre el silencio después de una agresión: guardar las heridas para no molestar al torturador, porque “hay que ser una víctima digna”.

La autora, Virginie Despentes habla sobre la violación que sufrió siendo muy joven y que la llevó a vivir una vorágine de experiencias que plasma en “Teoría King Kong” (Random House, 2019). Va más allá de las normas impuestas por la sociedad, medios de comunicación y la misma historia de la humanidad sobre la victimización ante un abuso sexual.

Cuestiona la facilidad con la que muchos hombres hablan en nombre de todos los hombres y se atreven a dar lecciones de feminidad, sin trabajar antes en la importancia de la masculinidad saludable y sin violencia. Reniega de la forma sistemática en la que se juzga y compara a la mujer con otras mujeres.

Expone a las mujeres de poder, las que en alianza con los hombres ocupan buenas posiciones y no es por otro mérito que por la capacidad de adaptarse a la dominación masculina, porque “siguen siendo ellos los que aceptan o no a las mujeres en posiciones de poder”. Despentes dice que a las demás mujeres, las que cuestionan, las furiosas e incómodas se les traslada a una frontera especial, la de la extinción.

No es un texto sencillo, pero es necesario. Provocará incomodidad y quizá llegue a herir muchas susceptibilidades, no más que las agresiones y brutalidad en contra de las mujeres que hoy más que nunca reclaman un alto y cero impunidad.

Léalo, es doloroso identificar y reconocer la aceptación de modelos de crianza en donde padres de familia impulsan a los niños a gritar y a las niñas a guardar silencio, lo que lleva a consecuencias “imperceptibles” y normalizadas que hoy enfrentamos.

Reinventar la feminidad más allá de la docilidad y el bajo perfil, donde todos, indistintamente si se es hombre o mujer, podamos vivir sin opresión.
 

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