Tenemos un Presidente perfecto
Como tenemos a un presidente perfecto, o sea de acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, goza de la perfección en su segunda connotación: “Cualidad de perfecto”. El perfecto de acuerdo con su denotación y primera connotación es: “1. adj. Que tiene el mayor grado de bondad o excelencia en su línea. 2. adj. Que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto.” Presidente perfecto.
¿Porque es perfecto? Porque él lo dice hacia así mismo y al país. Y todos sus seguidores autómatas también. ¿En cuáles de sus significados? Es un héroe aún cuando se vean derrotas, fracasos y su incapacidad, ya no solo para decir mentiras y acusar al pasado. Se sigue rodeando de incapaces, cobardes e inútiles que nunca tendrán los arrestos para decirle: ya no la riegue más, apenas llevamos unos meses. Y a los que piensan poquito o quieren hacer las cosas conforme a la Ley, los corre o no les hace caso. Aparentemente solo escucha a los locos o no oidores de sus madres antes de matar. Presidente perfecto.
El Presidente además es bueno. La bondad se esparce a través de sus sermones mañaneros con todo y paleros de la primera, segunda, tercera y cuarta división. O como se maneje el rollo del béisbol, el cual he jugado como casi todos los deportes, pero nunca aficionado a pesar de tener un par de amigotes fanáticos. Yo también soy cristiano y para mayores señas Católico Apostólico y Romano -nunca me cambiaré de religión o credo a pesar de todo-. Pero yo sí soy mal portado. Pero no a ese nivel de hipocresía. Hay niveles. Y vaya, me considero bastante maleta. Que Dios me libre de ser eso. Un perfecto. Por supuesto soy malo -sin novedad-. Es más, en el argot lopezobradorista ya ni sé en cuáles de los círculos del infierno gozaré. Incluso más inventados de los de Dante. Los matones van primero al Cielo, eso que ni qué. Ellos sí tienen de adelantado el perdón. Los otros pecadores vamos después y de lado y al infierno por señaladores. Pero tenemos un Presidente perfecto.
Y excelente y lo es. Eso es un hecho y quien no lo crea vea las cifras: no los números, sino los de él. Presidente perfecto.
¿Cualidad o defecto? Por supuesto hay quienes creemos nos metimos en un problemón cuando se votó mayoritariamente por el “salvador de la Patria”. Hay quienes creen lo contrario. Interesantes las comunicaciones y la manera de ver lo opuesto con lo pasado en Culiacán. Todo su pasado ahí fue correcto, con toda la perfección de estupideces. Pero seguimos viendo mal. Tenemos al presidente perfecto.
¿Qué hacer con un Presidente así de perfecto?