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“Temporada de capirotada”

Para mucha gente estar en temporada de cuaresma significa, absolutamente, comer capirotada; pocos platillos como ese son sujetos de mayor amor u odio entre los tapatíos, conozco a muy poca gente, entre los que me incluyo, que el plato nos resulta indiferente. Personalmente hará unos diez o quince años que no la como y cuando la probé, tuve la suerte de saborear una muy festejada, pero verdaderamente mencionar el plato ante muchos puede representar que te lo coloquen como gorro charro y a otro puño de gente, los maravilla. Bien dijo El Gallo, de todo debe de haber.

Pero como ya decretamos que se acabó la pandemia, pues lo que toca ahora es la visita de los siete templos con la maravillosa ingesta de empanadas, que me hace recordar unos versitos, que no sé de dónde los saqué y que dicen: “Que nació Jesús, buñuelos/ que murió, las empanadas/ que subió glorioso al cielo, suculentas tamaladas”. Y las ceremonias de semana santa y de cuaresma que, incluso con la ekpirosis que sufrió la Iglesia, siguen siendo muy concurridas.

No deja de ser curioso que ya muchas de las costumbres antiguas se olvidaron, como eran ciertas promesas durante la cuaresma. Yo conocí gente que dejaba de fumar durante esta etapa, otros que se dejaban la barba y hasta uno que no se bañaba. Por mi parte, una cuaresma ofrecí dejar de beber durante el período y créame que veía el diablo a puños, y no lo vuelvo a hacer o, si quieren, sí puedo dejar de beber los cuarenta días, pero uno sí y uno no; de corrido, ni loco.

Ahora que se facilita la abstinencia por la triste noticia de que cerraron, aunque temporalmente, Los famosos equipales, en lo que yo siento que es una embestida del gobierno, que aborrece todo entusiasmo popular y así, cerraron el Molachos, el Manolos, el Caballito cerrero y, recientemente, Los equipales. La fuente subsiste únicamente por los señores diputados que, en forma vergonzante, tienen su tripita con la que reciben los sagrados líquidos.

Aparte de eso, el mega ultra y popular presidente municipal, Lemus, y si es que Alfaro no lo impide, próximo gobernador, prefiere los espectáculos como el de luces, lo que es explicable, ya que de todos los lugares del mundo vienen a observar esa maravilla, mientras un grupo de necios quiere que el citado mega regidor haga caso de libros que ya nadie lee, porque el Pope le dejó la chambita de ser Ciudad del libro para castigarlo, porque ya sabemos que lo de él es el entretenimiento y no la enfadazón de las letras.

Y más que papel impreso, lo que debemos esperar de él son shows, bailables y espectáculos que atraigan la visita al centro, de cuya rehabilitación cada vez tengo más dudas, pero no todo mundo tiene que ser igual de amargoso que yo y a la mejor la alegría les dura más sin cantinas pero con bailables.

@enrigue_zuloaga

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