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Temacapulín, Acasico y Palmarejo

A Alfredo R. Placencia

El domingo pasado fue de júbilo para los jaliscienses que, con míseras armas, hacen frente a fortachones que, con su dinero, frecuentemente hacen su voluntad y obtienen con ello pingües ganancias. No podemos estar seguros de que el triunfo se consolide, pues quienes verán afectada su acumulación de capital ya empezaron a respingar y, ¡quién sabe lo que consigan alcanzar!

Cuando eran panistas los gobernantes de ambos estados, rápido se pusieron de acuerdo para llevarse a la ciudad de León, con aviesos fines, una buena cantidad de agua que a Guadalajara le hace tanta falta.    

De momento, la decisión presidencial de mantener la cortina de la presa El Zapotillo en su altura actual, respaldada por el Ejecutivo de Jalisco, significa respetar la vida de tres poblaciones; una de ellas muy antigua y otra antiquísima, que algunos capitostes de la construcción, sin importar cuan antiecológico sea,  pretenden asesinar por ahogamiento las referidas poblaciones a efecto de aventar una millonada de litros a la ciudad de León y ganar muy buenas piastras construyendo abominables fraccionamientos de medio pelo…

A cambio ofrecían construirles a los pobladores desplazados, en un lugar elevado e inhóspito, viviendas que tuvieron el descaro de definir como “dignas”. Empezaron con algunas que, no obstante haber costado cada una lo mismo que una casa clasemediera, más bien parecían cajas de cerillos. ¡Ahí están todavía como monumento al menosprecio por los habitantes afectados!  

Alguien relacionado con la Comisión Estatal del Agua, hizo un gran negocio… Mas su voracidad y menosprecio por la gente pobre tuvo su castigo, pues los supuestamente favorecidos se negaron a vivir en tales crujías. Por ahí anda ahora el hombre medio escondido en la capital, después de esa y otras fechorías…

El chiste era subir a 125 la cortina de la presa para inundar el valle y desviar una buena parte del agua a León.

Todavía el domingo pasado, mientras el Presidente de México tomaba cartas en el asunto y decidía dejar, como dije, la cortina en 85 metros de altura y salvar la vida de los pueblos, un interesado en el negocio publicaba un artículo argumentando que, en el valle de Temaca vivía muy poca gente y, a la manera del comunismo chino, valía la pena sacrificarla para beneficio de muchos miles de habitantes de León y, obviamente, del propio…   

Al parecer, tales interesados, como este señor de nombre José Gómez, enemigos furibundos del comunismo, no se oponen a sus métodos cuando éstos pueden abonar en su favor. Olvidan dichos caballeros que, si bien la democracia -que invocan para justificar su crimen- implica escuchar la voz de las mayorías, también reclama el respeto por las minorías. Lo peor es que este precepto se pierde de vista a causa de la voracidad económica de una ultra minoría.

Asimismo, me permito aplaudir la decisión del gobernador al respaldar en este caso la postura presidencial que beneficia al pueblo de Jalisco mismo que, además, con tal medida, podría contar con más agua en el futuro.

jm@egc-sa.com
 

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