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Temaca: triunfo de los pueblos que resisten

La reunión de las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, donde le presentan una contrapropuesta para aceptar la operación de la presa El Zapotillo con ciertas condiciones, es histórica en muchos sentidos, especialmente para las comunidades que enfrentan y resisten megaproyectos estatales y privados a lo largo de todo el país.

De no haber resistido tenazmente desde hace 16 años mediante varias estrategias de lucha, las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo estarían en este momento bajo el agua de un megaproyecto hidráulico sobre el cual nunca les fue consultada su opinión.

Esta vez la tenaz resistencia de las comunidades alteñas no sólo lograron arrancarle al gobierno federal un acuerdo que los salva de la inundación, sino que lograron al mismo tiempo recuperar los caudales de las aguas del río Verde para Jalisco, específicamente para los habitantes sin agua de la zona metropolitana de Guadalajara, y al cancelar el trasvase del agua hacia la ciudad de León Guanajuato, mediante un acueducto concesionado, evitaron también la privatización del agua para varios municipios de Los Altos de Jalisco. 

Así que en lugar de estar “decepcionado” con el acuerdo de las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo con el gobierno federal, el gobernador del estado Enrique Alfaro Ramírez debería estar agradecido con las comunidades que lograron salvarse de la inundación, pero a la vez aceptar un proyecto hidráulico que dotará de 3.5 metros cuadrados por segundo de agua para la zona metropolitana de Guadalajara. 

La resistencia de estas comunidades, especialmente de Temacapulín, es histórica. Como en casi todos los casos de resistencia a megaproyectos, estas comunidades se enteraron por los medios de que se pretendía erigir un megaproyecto hidráulico en su territorio y que dicho proyecto contemplaba la inundación de sus pueblos.

De modo súbito, la vida campesina tradicional de estos pueblos se vio trastocada y de su rechazo inicial a esa obra, se convirtieron en un sujeto político que los políticos de paga quieren encasillar en los partidos tradicionales, pero no lo es.

Las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo se vieron obligadas y aprendieron a organizarse internamente y entre ellas mismas, a hacer alianzas con organizaciones de las urbes, a encontrarse con otros que padecen megaproyectos similares de otras partes del país y del mundo.

Y en ese aprendizaje conocieron de las marrullerías y mentiras de los políticos en campaña y de los gobernantes de todos los colores. Desde muy al inicio de su movimiento, los habitantes de Temaca se enfrentaron con el desdén y desprecio de los gobernantes, como una vez de mayo de 2009 que el entonces gobernador Emilio González Márquez los citó en Casa Jalisco para explicarles el proyecto de la presa El Zapotillo, pero al llegar al recinto oficial simplemente les dijeron que el mandatario no estaba. En respuesta, los habitantes de Temaca le escribieron carta manuscrita donde le decían que así como ellos respetaban su tiempo, le pedían que él también respetara el tiempo de los habitantes de Temaca y que tuviera palabra y cumpliera los compromisos. 

En esta larga historia de resistencia, los comunidades escucharon las mentiras de candidatos que decían apoyarlos para traicionarlos apenas llegaban al gobierno, como hicieron el priista Aristóteles Sandoval Díaz y el naranja Enrique Alfaro. El panista Emilio González también los traicionó: les dijo que respetaría el resultado de una consulta popular sobre El Zapotillo: 99 por ciento votó contra la presa y muy quitado de la pena el gobernador panista ni los vio ni los escuchó. 

Después de aguantar tanto desdén, desprecio y mentiras, 16 años después los pueblos de estas comunidades apenas son escuchados y tomados en cuenta. Este es el pecado original de los megaproyectos: se imponen sin consultar a los pueblos y deben luchar y movilizarse para obligar a las autoridades a tomarlos en cuenta. 

Es pronto para decir que las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo ya pueden dormir tranquilas, pues los detalles de su acuerdo con el gobierno federal se firmarán hasta dentro de un mes, cuando regrese el presidente López Obrador. Pero lo que han logrado hasta ahora es un triunfo, y se debe únicamente a que se organizaron para resistir la imposición de este proyecto que los condenaba a desaparecer.

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