Temaca, la victoria de una resistencia
En junio de 2005, hace 18 años, se enteraron por notas de prensa que desde los escritorios del Gobierno se les había condenado a morir, a desaparecer como pueblos. El megaproyecto hidráulico de la presa El Zapotillo condenaba a las comunidades alteñas de Temacapulín, Acasico y Palmarejo a ser inundados para dar paso a una presa que se llevaría el agua del río Verde a alimentar el corredor industrial de León-Silao, en Guanajuato.
Los pobladores de las tres comunidades, especialmente de Temacapulín, no se resignaron jamás a desaparecer. Al contrario, desde la sorpresa por la noticia que nunca les fue comunicada por funcionarios del Gobierno, convirtieron el enojo y la indignación en una lucha de resistencias que hoy, 18 años después, rindió frutos y hoy tienen garantías de que la presa El Zapotillo no los condena a desaparecer junto con su tierra, sus sembradíos, sus casas y plazas, y sus recuerdos y sus muertos.
El pasado viernes 14 de junio, el Estado mexicano ofreció oficialmente disculpas a los pueblos de Acasico, Palmarejo y Temacapulín por los daños que les causó la imposición de la presa de El Zapotillo.
En voz del subsecretario de Gobernación para los Derechos Humanos, Félix Arturo Medina Padilla, el Estado mexicano se disculpó con estas comunidades. “A las y los pobladores, manifestamos nuestra profunda solidaridad con ustedes por el desconcierto y la zozobra que experimentaron durante tantos años (…) Su labor ha dejado en claro que la imposición de proyectos de infraestructura también es violencia. A nombre del Estado mexicano, les ofrezco disculpa, por hacer de la gestión de recursos naturales un proceso injusto, excluyente y autoritario. A nombre del Estado mexicano, me disculpo también por el sufrimiento y la ansiedad que les causamos a ustedes y a sus familias”.
Con esta disculpa pública se cumplió así con el primero de 16 puntos del “Plan de Justicia para la Reparación Integral de los daños de los pueblos Campesinos de Temacapulín, Acasico y Palmarejo”, firmado en Temaca el 10 de noviembre de 2021 entre las tres comunidades con el Presidente Andrés Manuel López Obrador y su gabinete. Nunca antes un Presidente de la República había pisado el pueblo alteño de Temacapulín.
No fue fácil que esta lucha social de resistencia obtuviera la victoria. Hubo momentos aciagos en que tenían todo en su contra: a los ex presidentes Vicente Fox principal impulsor de una presa en Los Altos de Jalisco, para llevar agua a Guanajuato; a Felipe Calderón que impulsó la privatización del agua mediante contratos con la empresa española Abengoa que, presumiblemente, construiría el acueducto de El Zapotillo a la ciudad de León. La resistencias de Temacapulín se enfrentaron también al ex presidente Enrique Peña Nieto, que no escuchaba ni veía las luchas populares.
Los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo se enfrentaron también a los gobiernos estatales de Guanajuato y Jalisco que apoyaban el megaproyecto hidráulico, y se enfrentaron también a periodistas, académicos y opinadores de Guadalajara que justificaban la inundación de estos tres pueblos en aras “de un bien mayor” que era el agua para León. Esta lucha de resistencia se enfrentó también a los intereses empresariales para quienes el agua es una mercancía más para hacer lucrativos negocios.
Pero los pueblos alteños que resistieron la imposición de la presa El Zapotillo no sólo resistieron, sino que aprendieron a tejer acuerdos y alianzas con otras comunidades que en distintas geografías de México y el mundo también enfrentaban megaproyectos que ponían en riesgo su vida como pueblos. Hoy gracias a esta tenaz resistencia, las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo siguen vivos reproduciendo sus medios de subsistencia.
La histórica lucha de resistencia de Temacapulín también nos enseña que la política no es sólo la que hacen los partidos y sus candidatos y cruzar la boleta cada tres años. Política, y del más alto nivel, es la que hacen estas comunidades para defenderse como pueblos y a luchar por reproducir sus vidas para seguir existiendo. La población de Temacapulín hoy puede decir que su resistencia obtuvo la victoria y eso los mantiene libres y existiendo.
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