Tejido social
El hombre es un ser gregario por naturaleza, no puede sobrevivir en soledad. Desde los primeros tiempos que se tiene noticia de la existencia del ser humano, el hombre se juntaba con otros para protegerse de las fieras, para cazar animales para su sustento y vestido y para protegerse de la belicosidad de sus semejares, formando clanes que a la postre integraban tribus, hasta llegar a la actualidad en que el mundo está dividido en naciones que, al igual que en la prehistoria, forman alianzas para defenderse los unos de los otros, eso no ha cambiado mucho. La belicosidad del individuo, el deseo de acumular bienes, el instinto de dominio sobre los demás, está en sus genes.
El tejido social es un elemento que atempera las relaciones entre las personas, es un ingrediente fundamental para garantizar la gobernabilidad y el bienestar de un conglomerado de habitantes que forman una comunidad unida por el grado de pertenencia, solidaridad y el bienestar de los habitantes de una entidad.
El tejido social se enriquece cuando hay consenso para combatir la pobreza y alcanzar una mejor educación. El Gobierno debe poner el ejemplo administrando con austeridad y honestidad los fondos públicos; haciendo una lucha frontal contra el crimen organizado con especial enfoque de acciones contra delitos como el robo, la extorsión, el secuestro, el asesinato y en especial, el feminicidio.
El Gobierno no tiene programas enfocados a la creación del tejido social, no toma en cuenta que según Inegi la economía del país con 127 millones de habitantes está sostenida tan sólo por 20 millones, que son los fifís productivos, ayudados por otro tanto que manda divisas de Estados Unidos. 85 millones ganan un par de dólares al día o viven del comercio informal y un millón y medio vive de la delincuencia organizada.
Los principales problemas que debe confrontar el Gobierno son el combate a la delincuencia y el acortamiento de la brecha entre ricos y pobres, cuidando el daño colateral que hasta ahora ha sido perjudicial en exceso. La atención al tejido social es el enfoque de que no necesitamos más ni mejores policías, sino mejores ciudadanos. Una parte de las bandas de delincuentes están formadas por policías en activo o ex policías, por lo que debe profesionalizarse a los cuerpos policiacos para combatir el problema de raíz.
En las últimas tres décadas la célula familiar ha dejado de ser la fuente de educación; nos educan los malos ejemplos de los héroes de la violencia televisiva, las pandillas proliferan en las colonias marginadas de las grandes urbes y el narcotráfico hace uso de ellas para sus fines.
Para mejorar el tejido social debemos exigir “cero tolerancia” al robo, hurto, secuestro, estafa, fraude, ratería, desfalco, saqueo, pillaje, atraco y tráfico de influencias de los empleados públicos. Queremos dejar de ser sinónimo de corrupción y latrocinio hacia el patrimonio de nuestros hijos y nietos. Pedimos al Presidente AMLO le preste atención al tejido social.
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