Tan estúpidos
La clase política sigue pensando que los ciudadanos somos estúpidos. Tan estúpidos. Eso no ha cambiado ni con la Cuarta Transformación.
Tal parece que en el momento en que un mortal pasa a engrosar las filas de quienes ocupan un cargo público o de elección popular se convierte en “un iluminado” que tiene la capacidad de explicar lo inexplicable y conseguir con eso “convencer” al respetable.
Sin distingo de partido político, los recién llegados nuevos senadores tuvieron la oportunidad de exhibirse así por primera vez prácticamente al momento de sentarse en sus sillas.
El pretexto fueron las solicitudes del gobernador-senador-gobernador de Chiapas, Manuel Velasco.
En el más puro estilo de un cacique de querer perpetuarse en el poder, y quizás después aspirar a algo más, el gobernador Velasco consiguió que se cambiaran las leyes de su Estado para que siendo gobernador (ya al final de su mandato) pudiese competir por una senaduría, y lo hizo.
Solicitó entonces permiso al Congreso local para tomar protesta como senador, y lo hizo.
Y ya como senador protestado, solicitó al Senado licencia para regresar a finalizar su mandato como gobernador.
Hasta ahí nada raro; son las tradicionales prácticas de los políticos “con colmillo” para conservar buenos huesos y canonjías.
Pero, en un primer reflejo de honorabilidad y coherencia con la Cuarta Transformación, el nuevo Senado le rechazó la licencia y lo colocó momentáneamente en el limbo, pues tendría entonces que seguir como senador y ya no regresar como gobernador.
Pero, en un hecho increíble, una vez que se hizo público el rechazo a la solicitud de Velasco, los senadores echaron reversa, convocaron a una segunda votación y entonces sí le autorizaron la licencia; el señor regresó a despachar a Tuxtla Gutiérrez.
De no creerse para una supuesta nueva camada política que querríamos creer estaría alejada de los cochupos tradicionales, pero no.
La maniobra fue obvia; el gobernador Velasco es alguien que jugó hábilmente sus cartas a favor del entonces candidato López Obrador, se le considera alguien “amigo” al nuevo régimen y no podía quedar desamparado.
No importó exhibir al nuevo Senado. Explicable como gatopardismo puro; “muchas cosas tuvieron que cambiar para que al final nada cambiara”. Así son.
Pero lo que duele son los argumentos que dieron los senadores, tanto de Morena, como de Movimiento Ciudadano y del PRI, para explicarnos (a usted y a mí) el porqué.
Explicaciones vía Twitter y en entrevistas que fueron desde una razón de pragmatismo: no era un tema fundamental y decidieron apurarlo para entrar en lo verdaderamente sustancial como la austeridad, hasta de desconocimiento de procedimiento. Sí, hubo quien argumentó que por ser una de las primeras votaciones no habían caído en la cuenta de qué es lo que estaban votando.
Sí, pienso lo mismo que usted. Llegó gente “nueva”, pero con las mismas viejas y tóxicas manías de considerarnos a usted y a mí sencillamente estúpidos.
(platapi.en.i@hotmail.com)