“Suicida” el reconocimiento al General
El 15 de octubre de 2020 a las 7:04 de la noche, Marcelo Ebrard -en aquel entonces Canciller de México- escribió en su cuenta de Twitter —hoy X—: “He sido informado por el Embajador Christopher Landau de los Estados Unidos que el ex Secretario de la Defensa Nacional, Gral, Salvador Cienfuegos Zepeda, ha sido detenido en el Aeropuerto de Los Angeles, California”. Así fue de escueto el anuncio, sin decir los motivos de la sorpresiva detención de quien había ostentado ese cargo durante la administración de Enrique Pena Nieto. Horas después se sabría que el militar enfrentaba cargos relacionados con las drogas y lavado de dinero en el país vecino.
El 18 de noviembre —33 días después—, luego de una serie de maniobras diplomáticas y comunicaciones entre la Cancillería, la embajada de México en Washington, la Casa Blanca y el departamento de Estado, el General Cienfuegos es regresado a México, donde continuaría (?) la investigación de los cargos. Y en la mañana del 19, en la verborrea del presidente, aparece el canciller Ebrard y asegura: “El general Cienfuegos va a ser sujeto a una investigación, por eso se pidió a Estados Unidos su evidencia. No quiere decir que ya llegó a México y ya. Por eso para México no existe el escenario de impunidad. Sería muy costoso para México haber optado. Lograr que se desestimen los cargos por primera vez en la historia para un exsecretario de Defensa, que sea regresado a México y luego no hacer nada. Eso sería casi suicida, mejor no decimos nada, que se quede allá”.
Y el 14 de enero de 2021 —57 días después— La Fiscalía General de la República (FGR) publica en Twitter: “Luego de analizar los elementos probatorios enviados por las autoridades norteamericanas y los aportados por el Gral. Salvador Cienfuegos, la FGR concluyó que él no sostuvo encuentro ni comunicación con grupo delictivo alguno. Por lo que se determinó no ejercer acción penal”.
Dos años y nueve meses después —el miércoles pasado—, el presidente López Obrador le tendió la mano —otra vez— y entregó la presea Bicentenario del Heroico Colegio Militar al General Cienfuegos, con motivo de los 200 años del plantel militar.
La primera reacción en contra del ‘reconocimiento’ fue de los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, quienes recriminaron al inquilino a las puertas del mismo Palacio Nacional, quienes denunciaron que “No se ha avanzado —en la investigación— por la cerrazón del Presidente de querer arropar a los delincuentes que participaron de una u otra forma. Ahora resulta que entregaron una medalla al general Cienfuegos y dice —el presidente— que no tiene que ver con Ayotzinapa. Le quiero recordar, señor Presidente, que él fue el primero que nos negó el derecho a las líneas de investigación, porque ya sabíamos de la participación del ejército”, dijo Mario César González, padre de César Manuel, quien es uno de los estudiantes desaparecidos.
Qué falta de sensibilidad de quien ostenta la banda presidencial, qué descaro dar reconocimientos a militares que han estado señalados como supuestos involucrados en delitos narcotráfico y lavado de dinero, y qué desvergüenza encubrir a quien, siendo secretario de defensa y sin estar concluida la investigación —habiendo cargos en contra de sus subordinados—, se le rinda pleitesía, dejándonos correr la imaginación y casi confirmando las versiones de la calle sobre quien realmente manda en el país. Parafraseando al ex canciller Ebrard, “eso sería casi suicida”. ¿Usted, qué opina?
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