Socavón, la metáfora final del sexenio
Uno lo ve y siente, no sin pudor, un cierto timbre de orgullo. La variedad infinita de omisiones que lo crearon, erizan la piel: un socavón de 40 metros de largo, 12 de ancho y cuatro de profundidad en Avenida López Mateos.
La ciudad ahora se divide del socavón “para allá” o del socavón “para acá”. Hay quien ve en esta criatura fronteriza un símbolo de nuestra fatalidad. Otros, más acomedidos, adivinan la figura de un dragón o una serpiente emplumada que anuncia nuestro destino guerrero.
Tristemente, solo es la metáfora final del sexenio. Nuestro recién nacido amigo ilustra, en una sola imagen, los males de un modelo político para evadir culpas y disfrazar, de solución, una crisis.
El modelo sigue este guion. El gobernador, vocero de sus dependencias, postea al instante en donde explica las causas, se deslinda de cualquier responsabilidad y anuncia la “solución”. Lo importante es infundir calma mientras se incendia la casa.
En este caso, otra vez, como la mortandad de peces en el Río Santiago, las inundaciones y la pérdida de vidas, todo se debió a una lluvia atípica.
Solo siete horas después del oscuro alumbramiento del hoyanco, el gobernador determinó las causas debido a la fuerte tormenta que, dijo, socavó el soporte del puente y dañó un colector. El gobernador siempre “resuelve” en un post.
De esta manera, el mandatario evade hablar sobre el verdadero problema.
El socavón en Avenida López Mateos es como una erupción cutánea que anuncia, igual que esas enfermedades silenciosas, un daño interno que carcome al cuerpo y afecta al corazón de nuestro desordenado modelo de crecimiento urbano.
El boquete no comenzó a abrirse la madrugada del jueves. Eso inició desde hace varios años con la autorización indiscriminada de fraccionamientos y urbanizaciones en la ciudad.
Comparé con Google Earth imágenes de la zona del socavón entre 2015 y 2024 (comparto las fotos en @jnlomeli). Hace casi una década solo había tierra en donde se infiltraba el agua. Ahora todo está pavimentado. Multipliquen este fenómeno por toda la ciudad.
El socavón también comenzó hace años, desde que las autoridades abandonaron las redes e infraestructura hidráulica de la ciudad. Hoy son obsoletas, por eso las fugas y los hundimientos son más recurrentes.
Ese agujero con sus cuatro metros de profundidad será tapado, si se cumplen los designios oficiales, en diez días. Será apenas un “curita” para un padecimiento que requiere cirugía mayor.
jonathan.lomeli@informador.com.mx