Sobre el INE (IFE) y la memoria
Siempre he dicho y escrito que, pese a que nos acusan o juzgan a todos los mexicanos de ser desmemoriados, yo creo que no es cierto y quien realmente no tiene memoria, bueno, a veces sí y a veces no, dependiendo de qué conviene, es la clase política. En este orden de ideas, empezará a quedar claro el porqué del título de este comentario.
De entrada, el hecho de que el Instituto Nacional Electoral tenga ahora este nombre, no quiere decir que sea un organismo sin antecedentes, tanto internos (hay un Servicio Electoral de Carrera) como externos, por supuesto.
Y, antes de entrar en materia, sí creo que detrás de este movimiento dizque para defender al INE hay intereses cercanos o estrechamente vinculados a alguna fuerza política; es decir, no es ciudadano ni surgió espontáneamente, fue urdido y maquinado por alguien.
¿Defender al INE? Como no sea de sí mismo, entonces sí creería que la manifestación, aunque rala, fue auténtica. ¿Hubo alguna repercusión? ¿Se entregó algún pliego petitorio? ¿Alguna carta o exposición de motivos? Nada. Y luego, el plantón de defensa del INE fue afuera del INE: ¿a manera de escudo? ¿Para no dejar pasar a las fuerzas del mal? ¿A los agresores o atacantes? ¿No tendría que haber sido afuera del edificio donde están los representantes del Gobierno federal? ¿O de Morena? Por favor, fue de un nivel de ridiculez que pasma, de verdad, y perdón por los acarreados o manipulados, pero no lo puedo leer de otra manera.
Desde que se ciudadanizó el Instituto Federal Electoral, como se llamó por más de 20 años, ha sido sistemática y persistentemente agredido. Elección tras elección, como en un script. Sucede cada tres y cada seis años. Por lo general, cuando los partidos no gozan de las preferencias en las encuestas preelectorales, arman como estrategia la descalificación del órgano electoral.
Alguien interesado podría revisar las notas de prensa de los procesos electorales y se encontrará con eso; hasta podría ser tema para una tesis. Recuerdo un episodio, casi como si hubiese sido ayer, cuando a unos meses de iniciar el proceso electoral del año 2000 y luego de varios meses de ausencia, Enrique Ibarra Pedroza, en ese entonces representante del PRI ante el Consejo General del IFE, regresó para presentar, aliado con el Verde y el PT (16 de marzo de 1999), una queja de juicio administrativo “por conducta parcial y poco objetiva” contra cuatro consejeros: Emilio Zebadúa y Jaime Cárdenas, asociados con el PRD; Jesús Cantú con el PT y Alonso Lujambio, con el PAN. Y para anunciar que el viernes siguiente (19 de marzo de 1999) presentaría una demanda de juicio político contra los mismos consejeros, pero en la Oficialía Mayor de la Cámara de Diputados. Me tocó cubrir esa nota. El aire pesaba, salían chispas de la sala de sesiones. Fue un golpe muy duro. José Woldenberg, presidente del IFE, dijo que iniciativas de esa naturaleza erosionaban y desgastaban al instituto. Nunca pasó nada contra los consejeros, pero sí quedó como antecedente de las descalificaciones recurrentes que los mismos partidos arman contra la autoridad electoral. No creo que esto pare, pero por lo pronto, como ciudadanos, hay que tenerlo en mente.
Y si los ataques son elección tras elección desde hace tanto tiempo ¿cómo es que nadie había salido a las calles a defender al INE? ¿Por qué hasta ahora? ¿Surgió como por parte de magia la conciencia cívica? De los que ahora se dicen defensores del INE ¿exigieron acaso la destitución de Lorenzo Córdova, el actual presidente, por adelantar un cambio con el propósito de mantener el control en el Instituto? Sí, adelantó la sustitución del titular de la Secretaría ejecutiva con la intención de que los futuros nuevos consejeros, cuatro, que se elegirán en breve, no participaran en ese proceso ¿alguien de los manifestantes el domingo dijo algo?
Finalmente, el asunto que se dirime con más intensidad en estos días es el que tiene que ver con un morenista de hueso guinda: John Ackerman, quien fue propuesto por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (léase Rosario Piedra Ibarra... ¿Cómo para qué? no había ninguna necesidad, es decepcionante) para integrar el Comité Técnico que evaluará a los aspirantes a ocupar uno de los cuatro asientos disponibles en el Consejo General. Su nombramiento está en veremos, pero sería un gran acierto que simplemente declinara y parara todas las descalificaciones, confusiones y malentendidos que este asunto está generando. Morena podría distinguirse como el primer partido que no mete mano en el órgano electoral, pero no, cayeron en la tentación de todos los demás, porque desde hace lustros el reparto de asientos en el INE es un proceso intenso que resulta de la intervención de todos los partidos ¿o ya no se acuerdan?
No es la primera vez que el INE está en los reflectores, de hecho, siempre está en la mira y Córdova no hace mucho para evitarlo, al contrario. A él le toca. De parte de la clase política, es un asunto de memoria y desmemoria.
(lauracastro05@gmail.com)