Ideas

Sobre dólares y boicots

El mal humor de ver a “Checo” Pérez en medio de una sólida posibilidad de luchar por el título, y enfrentar problemas como los que ha tenido en el Gran Premio de Australia es muy pesado para todos los aficionados.

Para ayudar a disipar ese mal humor, y solamente con esa intención, amigos queridos, voy a utilizar la posición que me dan muchos años de ver y estar cerca de la Fórmula Uno.

¿Qué ha sucedido siempre que un auto es el mejor, de manera absoluta, en la parrilla? Pues, sencillo, todo mundo desea aprovecharlo al máximo y ganar un título o dos el mismo año. En fin, sacarle unos buenos dolaritos.

Esa es la ciencia que deben dominar los equipos principales como Ferrari (Villeneuve-Pironi), McLaren (Senna-Prost), Williams (Piquet-Mansell) entre otros que han tenido el mejor paquete tecnológico y al mismo tiempo pilotos extraordinarios.

¿Los hacemos pelear o los dejamos sueltos? Bueno, los equipos invierten en autos, los pilotos hacen crecer el valor.

Red Bull, a muy poco de su creación, se metió a esa liga. Con un auto fabuloso de Newey, llegaron Vettel y Webber a disputarse las victorias. ¿Qué hizo Red Bull? Imponer órdenes de equipo para “gestionar” el duelo.

Como sabemos, la desobediencia salió a relucir. Vettel, el “inmaculado”, la jugó de Max Verstappen en lo más caliente de un campeonato donde solamente su compañero podría ponerlo en evidencia.

Y en Red Bull no pasó nada en aquel momento. ¡Que peleen!

Algo ligeramente parecido experimentó Daniel Ricciardo, quien salió de Red Bull por negarse a ser el “piloto-número-dos” y ahora tuvo que regresar convertido en el piloto número... tres. Pelear con Verstappen no es enchílame otra.

Pero el mango de la sartén en este equipo, como ha ocurrido en la historia de la Fórmula Uno, no lo tienen ni Marko, ni Horner, ni el papá de Verstappen, lo dominan los intereses comerciales.

Los que manejan este estofado saben muy bien que generarle un “boicot” al único piloto que hoy por hoy tiene con qué darle interés y emoción a un productazo global como la F1 es, literalmente, apagar la estufa.

Cierro con dos refranes del automovilismo y un deseo:

“No hay equipo que quiera pelear con los dólares” y el otro: “La Fórmula 1 es como es, no como debe ser”. Por lo pronto, a disfrutar de un piloto mexicano, jalisciense, que se está rifando como muy pocos podrían. Al tiempo.

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