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Sistema anticorrupción sin cuotas ni cuates

Contra los malos augurios de los pesimistas, el Sistema Anticorrupción del Estado de Jalisco nació con mucha más fuerza de lo esperado. No ha sido un proceso sencillo, ni terso, ni ausente de todo lo que hay en la política (presiones, traiciones, trapacerías y, por supuesto, amparos) pero en una primera evaluación podemos decir que vamos bien, mejor, mucho mejor de lo esperado.

Abrir los procesos de evaluación y selección a la sociedad civil tiene un doble riesgo. El primero es que todo se empantane, como está sucediendo con el sistema nacional y muchos otros estados de la república. El segundo es la simulación, esto es, que los políticos hacen como que escuchan, pero se ponen de acuerdo en lo oscurito. Ambas cosas estuvieron presentes en todos los momentos de los nombramientos. Desde cuando la Comisión de Selección designamos al Comité de Participación Social hasta el nombramiento del fiscal Anticorrupción el pasado 24 de diciembre. Sin embargo, si algo ha distinguido a este proceso es que nunca fueron electos los favoritos. En la selección del Comité se habló de algunos nombres que “estaban amarrados” y no sucedió así. Para la selección del fiscal y del auditor se dijo que había un pacto y reparto de cuotas, y tampoco sucedió. En el caso de los magistrados del Tribunal Superior no podemos decir lo mismo: ahí, al ser tres vacantes las que estaban en disputa, la lógica de que cada grupo eligiera a un gallo fue más clara, y aún así se atoró y solo se logró elegir a dos de los tres.

Jorge Alejandro Ortiz Ramírez, el nuevo auditor Superior del Estado es un profesional en la materia. No solo obtuvo las mejores notas en la evaluación, sino que no está vinculado a ninguno de los grupos de poder en el Estado. Gerardo de la Cruz Tovar, el nuevo fiscal Anticorrupción, no solo fue de los mejor evaluados del Comité sino el perfil con mayor independencia de quienes participaron en el proceso. ¿Fue la circunstancia o la presión social lo que llevó a los diputados y a los grupos de poder a elegir a estos perfiles que claramente no les son cómodos? Sin duda una mezcla de ambas, pero, junto con el extraordinario trabajo de los organismos de la sociedad civil que fortalecieron al Comité de Participación Social en los momentos más complicados y presionaron y vigilaron a los poderes, hay que reconocer también la voluntad política de quienes, a lo mejor sin muchas ganas, cedieron y confiaron en el trabajo ciudadano. Ganamos confianza mutua, y en política eso es lo más importante.

Del sistema anticorrupción hemos apenas trazado las primeras líneas y puesto las primeras piedras de los cimientos; falta construir la casa

Del sistema anticorrupción hemos apenas trazado las primeras líneas y puesto las primeras piedras de los cimientos; falta construir la casa. Será un proceso largo, lleno de escollos, desilusiones y contratiempos. Pero si algo hemos aprendido en esta primera etapa es que la clase política y la sociedad civil podemos trabajar juntos, nunca revueltos, por objetivos superiores y lejos de la lógica de cuotas y cuates.

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