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Sinaloa exhibe otra vez a Harfuch y a Sheinbaum

La cancelación de la Feria Ganadera de Sinaloa y del palenque de Culiacán, así como todas las contradicciones en las que han incurrido funcionarios del gobierno de aquel estado, empezando por el mandatario Rubén Rocha Moya para explicar los motivos de esa decisión, y que enredaron ayer en la rueda de prensa mañanera al Secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch y a la propia Presidenta Claudia Sheinbaum, expuso en toda su dimensión la crisis de desgobierno en el que está aquella entidad desde que se rompió la Pax Narca con el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada y su traslado a Estados Unidos por parte de Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán en julio pasado.

Luego de que el fin de semana pasada apareció una narcomanta acusando al gobernador de proteger a “Los Chapitos” y donde exigían suspender la Feria Ganadera, el lunes afuera de Palacio Nacional, el gobernador de Sinaloa atribuyó la suspensión a los problemas que podrían generar los artistas y “sus canciones” que se presentarían en el Palenque, pero no por las amenazas ni las ráfagas en las taquillas de este centro. Luego de su secretario de economía dijo que porque iría poca gente a ambos eventos y era incosteable para los organizadores, situación que ayer por la tarde avalaron parcialmente los líderes de los ganadores sinaloenses, al señalar que muchos expositores no harían el viaje a Culiacán para no exponer sus más caras crías de ganado, y por los asesinatos de dos líderes de ese gremio en Sinaloa. Por la mañana, Harfuch había asegurado que la Feria se llevaría a cabo con seguridad reforzada, pero Sheinbaum terminó diciendo que la cancelación o no de estos eventos, sería decisión de Rocha Moya.

La narco guerra que se desató luego de 46 días de tensa calma en la capital de Sinaloa y municipios aledaños, y que cumplió dos meses el pasado 9 de noviembre, ha dejado una estela de muerte con 322 asesinatos (115 en septiembre, 180 en octubre y hasta ayer la cifra ascendía a 31). Aunque las autoridades argumentan que son enfrentamientos entre “grupos antagónicos”, la violencia desbordada ha semiparalizado la ciudad por las agresiones que han sufrido comerciantes y automovilistas que nada tienen que ver con las confrontaciones por las divisiones internas en el cártel de Sinaloa. Según datos de la Fiscalía de Sinaloa, tan sólo en septiembre y octubre se reportó el robo de mil 094 vehículos, muchos de los cuales se utilizaron para incendiarlos y hacer los narcobloqueos.

Desde luego que la suspensión de la exposición ganadera y de las dos semanas de presentación de artistas en el palenque, profundizará aún más la afectación económica que esta ola de violencia ha provocado en Culiacán, y municipios vecinos como Navolato y Elota, que calculan economistas sinaloenses ha provocado ya, tan sólo en las primeras semanas del conflicto, pérdidas por ocho mil millones de pesos en la economías de esas ciudades, sin que exista autoridad alguna, que cumpla su obligación de no permitir que los espacios públicos sean tomados como campos de batalla.

Sinaloa, pues, sigue siendo escenario, como otras entidades del País, de los desafíos del narco al gobierno de Sheinbaum y a su supersecretario Harfuch.

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