Sinaloa es México
Es increíble lo que uno puede encontrar en noticias “viejas”. Hay mucha actualidad, por ejemplo, en las noticias de los últimos tres meses sobre Sinaloa desde el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada el 25 de julio.
Revisé los comunicados de la FGR sobre el caso, la carta pública del capo y las declaraciones de políticos y funcionarios.
Si fuera una novela policiaca –tristemente no lo es– la sinopsis diría algo así:
“En el caluroso verano de 2024, el legendario cofundador del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, es secuestrado en la finca Huertos del Pedregal del estado norteño para ser trasladado ante una corte de Estados Unidos acusado de narcotráfico.
Dos semanas después, en una carta hecha pública por su abogado, “El Mayo” ofrece detalles escalofriantes de su secuestro. Asegura que fue citado con engaños por su ahijado, Joaquín Guzmán López, para resolver una disputa política entre Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, y su rival político Héctor Cuén, ex alcalde de Culiacán.
En un inverosímil llamado a la paz, “El Mayo” confiesa en la misiva que en ese mismo lugar fue asesinado Cuén y que está desaparecido su jefe de seguridad, quien lo acompañaba en el momento del plagio: José Rosario Heras López, nada menos que comandante de la Policía Judicial de Sinaloa.
La historia da un vuelco de 180 grados cuando la FGR atrae el caso y confirma la versión del capo al revelar que la Fiscalía de Sinaloa manipuló evidencias y utilizó un video falso para aparentar que Cuén fue asesinado en un intento de asalto.
También revela que había sangre de Cuén en la finca Huertos del Pedregal y que su cadáver tenía balazos en las piernas, un golpe en la cabeza, y todo había sido omitido o alterado en el resultado de la autopsia.
Por si fuera poco, la FGR informa que procesará a Joaquín Guzmán López por traición a la Patria tras colaborar con un gobierno extranjero para sacar ilegalmente del país a “El Mayo”.
Mientras tanto, Culiacán registra desapariciones y asesinatos todos los días en medio de una guerra cruenta que dura tres meses entre “Los Mayitos” y “Los Chapitos”.
Finalmente, el gobierno de México, primero a través del Presidente Andrés Manuel López Obrador y después con Claudia Sheinbaum, respaldan políticamente al gobernador Rocha Moya hasta un nivel inaudito.
Un narco que media entre políticos locales. Un gobernador que protege a una narcofiscal. Un homicidio encubierto por la autoridad local. Una Presidencia cómplice. Un capo traicionado por su ahijado. Un país extranjero que guarda silencio. Intereses confrontados de los tres niveles de gobierno que rompen la pax narca. Policías investigadores, ministerios públicos, funcionarios y políticos metidos a criminales y viceversa.
El hecho sacude a todo un país y lo sumerge en una guerra brutal”.
Esas noticias “viejas” nos revelan una actualidad ferozmente real: Sinaloa es México. O en otras palabras, si ocurre en Sinaloa, ¿qué impide que esté ocurriendo en Guerrero, Chiapas, Michoacán, Zacatecas, Jalisco?...