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Si los tapatíos fuéramos japoneses

Japón es de los países con mejores prácticas en la gestión de su basura. De 1989 a la fecha redujo un 40 por ciento la generación de residuos. 

En Tokio clasifican los desechos en cuatro bloques: Combustible, No combustible, Reciclables y Basura Voluminosa (electrónicos, muebles y otros).

Los ciudadanos colocan la basura en contenedores antes de las ocho de la mañana y cada día de la semana corresponde a un tipo de desecho. La disposición final es recibida por modernas plantas de tratamiento no contaminantes. Lo que no se recicla, se incinera y el calor se aprovecha para generar la electricidad con la que opera la planta.

Cada año, unos 700 mil alumnos de educación básica visitan estas plantas para conocer el proceso. Hay una en Mashima Osaka que por su diseño la confunden con un parque de diversiones (¿se imaginan un tour escolar en Laureles o Matatlán?).

En todo el país abundan las buenas prácticas.

La ciudad de Kamikatsu promulgó hace dos décadas una política Cero Desperdicios al dividir su basura en 45 tipos con una tasa de reciclaje del 85 por ciento (aquí no llegamos ni al 10 por ciento).

En Japón la limpieza de los espacios públicos se considera una virtud. De hecho, en la cultura del reciclaje, los japoneses emplean una palabra, “mottainai”, que describe la pesadumbre o arrepentimiento por darle un uso inapropiado a un objeto o desperdiciar un recurso.

Supongo que allá carecen de una palabra como “gandalla” cuando nos referimos al vecino que avienta la basura en una esquina o al empresario y al gobernante que violan la ley para hacer negocio con los desechos.

La gestión de la basura es símbolo de los valores imperantes en una sociedad. La forma en que manejan sus desechos dice mucho de los japoneses. ¿Qué dirá de nosotros los tapatíos?

La basura habla por Guadalajara.

Desechos en cada esquina y comercios abusivos que incumplen con pagar un servicio privado de recolección como ordena la norma.

Una ley ignorada desde 2007 que obliga a ciudadanos y Gobierno a separar la basura.

Nombres pomposos para las mismas prácticas: “Centro Integral de economía Circular”, “Jalisco Base Cero” y “Jalisco Reduce”...

Un negocio millonario de unos cuantos y vertederos fuera de norma.

Instituciones paralizadas dedicadas a parchar y patear el problema.

En mis apuntes para escribir esta columna anoté esta cita que describe nuestra realidad: “No importa qué tan lejos arrojemos la basura, regresará a nosotros en el agua que bebemos, en el aire que respiramos, nos saldrá al paso en cada esquina”.

Durante la Copa del Mundo 2022 en Qatar, al finalizar el partido en donde Costa Rica derrotó 1-0 a Japón, un grupo de aficionados japoneses sacó unas bolsas azules y comenzó a recoger la basura de las gradas. El hecho se hizo viral. Días después, un grupo pequeño de aficionados comenzó a imitarlos. Hay algo poderoso en el ejemplo de tus iguales, más que una multa o una amenaza. Pero alguien tiene que comenzar.

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