Sheinbaum “paró en seco” a Trump
De acuerdo con una minuciosa contabilidad que llevó a cabo el diario The Washington Post, durante el primer periodo como presidente de Estados Unidos (2017-2021) Donald Trump dijo 35,573 mentiras. Esas falsedades las decía tan a menudo y sin remordimiento, con el apoyo y comprensión de muchos de sus seguidores, que provocó una reflexión de la columnista Salena Zito de la revista The Atlantic, que señala que “los periodistas escuchaban al presidente de forma literal, pero no lo tomaban en serio, mientras que los seguidores lo tomaban en serio, pero no literalmente”. Mejor no se podía explicar.
Para Trump, la mentira es parte de su rutina y en los próximos cuatro años tendremos que seguir acumulándolas, como lo demostró esta semana en su conversación telefónica que sostuvo con la presidenta Claudia Sheinbaum donde hablaron sobre los flujos migratorios y el tráfico de fentanilo a través de nuestro país. Al final del intercambio de protocolos e ideas, la interpretación final de la llamada fue “percibida” de manera diferente.
Según Claudia Sheinbaum, fue “una excelente conversación... abordamos la estrategia mexicana sobre el fenómeno de la migración y compartí que no están llegando caravanas a la frontera norte porque son atendidas en México... También hablamos de reforzar la colaboración en temas de seguridad en el marco de nuestra soberanía y de la campaña que estamos realizando en el país para prevenir el consumo de fentanil”. Por su parte Trump escribió en su red social Truth Social que Sheinbaum “estuvo de acuerdo en detener la migración a través de México y hacia Estados Unidos, cerrando efectivamente la frontera sur”. Dos conceptos muy similares, pero con apreciaciones completamente diferentes, ya que las declaraciones textuales hablan por sí solas.
Y ayer por la mañana la presidenta de México “paró en seco” la tendencia del comentario y lo aclaró pertinentemente: “Cada quien tiene su manera de comunicar, pero yo les puedo asegurar, les doy la certeza de que nunca planteamos que íbamos a cerrar la frontera en el norte o en el sur de Estados Unidos. Nunca ha sido el planteamiento y, por supuesto, que no estamos de acuerdo en eso”. Más claro, ni el agua.
Por supuesto que esta “interpretación” ya llegó a Mar a Lago en Florida -donde Trump tiene su residencia y desde donde está operando en la transición para llegar nuevamente a la Casa Blanca- y seguramente se habrá percatado que quien ahora ocupa Palacio Nacional tiene una percepción muy diferente de las conversaciones y las realidades. No tendremos que esperar mucho tiempo para saber cual es la reacción del futuro inquilino de la Oficina Oval, quien seguramente lo tomará como un reto y arreciará sus amenazantes intenciones arancelarias -entre otras cosas-.
¿Usted, qué opina?