Señor Presidente, primero nosotros
La verdad, qué orgullo. Un multitudinario evento patriótico -la celebración de la Independencia-, en un escenario majestuoso -el Zócalo de la Ciudad de México-, con un impresionante despliegue militar -casi 20 mil integrantes de las fuerzas armadas-, que dan pie a recordar la historia y de paso darnos cuenta de la grandeza que tiene nuestro país en sus instituciones militares y su gente, que muy a pesar del adversidades de pandemias, inflación y problemas sociales, disfrutan y dan rienda suelta con su soberbia de sentirse libres en un país lleno de riquezas.
Sin embargo, en el marco de la celebración surgen las incongruencias. Una en el discurso presidencial y la otra en los objetivos prioritarios por atender.
En su intervención, el presidente López Obrador se envolvió en la bandera del pacifismo mundial, queriendo asumir un liderazgo mundial y promociona públicamente, lo que ya planea sea presentado en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de “buscar con urgencia un acuerdo para detener la guerra en Ucrania, y lograr hacia adelante una tregua de cuando menos cinco años en favor de la paz entre las naciones para dedicar todo ese tiempo a enfrentar los grandes y graves problemas económicos y sociales que aquejan y atormentan a los pueblos del mundo”. Y luego agregaría, “la política es el único instrumento que tenemos para evitar la guerra”, y que los grupos de intereses -gubernamentales y económicos- “en lugar de enmendarlo, opta por profundizarlo sin que les importa el sufrimiento que infringen a la humanidad ni el daño que causan al bienestar de las naciones y de las sociedades”.
¡Bravo…!, pero porqué no comenzar en su tierra, en México -no allende las fronteras- “buscar con urgencia” la mayor asignatura que hay pendiente que es tener la paz social y combatir la inseguridad en la que estamos envueltos. Primero hay que conseguir lo que aquí no se ha cumplido y después podremos ‘pegar de gritos’ alrededor del mundo. Porque antes de tratar de arreglar el mundo, hay que arreglar lo que no se ha cumplido en casa.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, realizada por el INEGI, en el 2021 en México se cometieron 28.1 millones de delitos, una tasa de 24 mil 207 víctimas por cada 100 mil habitantes, lo que significa que una de cada cuatro personas fueron victimizadas de alguna u otra forma. El 25 por ciento de la población. Y qué decir de los promedios de muertes por violencia que tenemos todos los días, que en promedio son de 100.
Es ilógico e incongruente que con el impresionante aparato militar con el que disponemos, estemos sometidos por los grupos delincuenciales. Que lo lógico es que en la proporción de los recursos que presumimos, se refleje en el combate a la inseguridad y la violencia, pero no con “abrazos, no balazos”. Pero aún es peor, que sin resolver las prioridades de nuestra sociedad, con que cara queramos resolver problemas ajenos, cuando hemos sido ineficaces e incapaces de pregonar con el ejemplo.
Señor presidente, así como ayer propuso “que en lugar de alimentar esta dolorosa y absurda guerra, se constituya de inmediato un comité para el diálogo y la paz…”, hágalo aquí primero en el país. Reúna a todos los sectores de la sociedad mexicana, no los divida más, y trate de encontrar una solución sensata a un problema que a todos nos afecta y nos atañe. No busque condecoraciones o reconocimientos internacionales, resuelva sus responsabilidades como mandatario y tendrá el aprecio de a quienes debe servir. Primero estamos nosotros. ¿Usted, qué opina?.
daniel.rodriguez@dbhub.net