Seguridad, la prioridad de la relación bilateral
De los acuerdos tomados por los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá en la Cumbre de esta semana no se dieron detalles a fondo -sólo generalidades-, sin embargo, sí se pudieron corroborar circunstancias o situaciones que se comparten, que deben resolverse de manera urgente y conjunta. Y posiblemente lo más importante -sobre todo con la experiencia durante la pandemia con los problemas de abastecimiento de insumos de otras partes del mundo- es que indisolublemente somos interdependientes económicamente hablando, sobre todo con nuestros vecinos inmediatos del norte, por lo que se tiene que priorizar resolver asuntos urgentes, como son el tráfico de drogas y migración irregular, además de llevar ‘al pie de la letra’ los convenios comerciales.
Y precisamente para lograr los objetivos de los acuerdos -cualesquiera que hayan sido- la seguridad es lo más importante. “Sin seguridad no hay prosperidad, en eso estamos de acuerdo”, dijo Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, durante la conferencia un día después de la reunión de López Obrador con Biden.
Hoy, el tráfico de drogas y los migrantes -y sus consecuencias colaterales en las sociedades en ambas partes de la frontera- son dos ‘animales’ con los que hay lidiar y de los que hay que estar conscientes que no se van a resolver ‘en dos minutos’.
Precisamente, entre los acuerdos entre México y Estados Unidos, del único que se dieron algunos detalles -y que fue dado a conocer en Washington desde la semana pasada y no durante la reunión-, es el compromiso mexicano de recibir a 30 mil migrantes por mes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, pero sin decir qué ofreció Joe Biden a López Obrador para aceptar lo que sin duda será una carga social. El mismo embajador Salazar lo reconoció cuando dijo, “es un problema difícil, nunca en la historia se había visto este flujo de personas”.
Resolver los rompecabezas del tráfico de drogas y la migración requiere de acciones titánicas y casi imposibles de resolver en el futuro inmediato. De parte de México. será -si es que se logra- en un plazo muy largo y a costa de muchos sacrificios lograr por lo menos minimizar la producción de narcóticos. Mientras que la de Estados Unidos será frenar la distribución, concientizar sobre los riesgos, y con ello esperar disminuir la demanda de los mismos.
Por lo que se refiere a la migración, aquí México es sólo el ‘trampolín’. Estados Unidos es el que tiene dos problemas a la vista; el primero -interno-, resolver el estatus de alrededor de 12 millones de migrantes que ya son parte de su sociedad activa y productiva, y segundo, desalentar con la aplicación de drásticas medidas la llegada de más personas que buscan con nuestros vecinos lograr ‘el sueño americano’.
“El Congreso tiene que hacer su trabajo”, dijo el embajador Salazar, “ya es tiempo de que ayuden”. Sin embargo, para el presidente Biden le será prácticamente imposible -en los dos años que le quedan- lograr la reforma integral de migración que prometió en su campaña a la Casa Blanca. “Estamos peor que en años anteriores en el tema migratorio”, dijo a la agencia española EFE -publicado en el San Diego Union-Tribune- Miguel Tinker Salas, profesor de Historia y Estudios Latinos en el Pomona College, quien culpó al Congreso estadounidense: “Es un juego político en el que se ha utilizado nuevamente a los migrantes”.
Las drogas y la migración son los temas preponderantes para darle tranquilidad a la relación y poder enfocarse en el desarrollo y crecimiento de la región económica más importante del mundo, de la que debemos los mexicanos sentirnos muy orgullosos de pertenecer a ella. Ojala resolvamos nuestros problemas y lo aprovechemos. ¿Usted, qué opina?
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