Seguridad 4T: De los suspirantes a la apuesta militar
El nombramiento esta semana del general Luis Rodríguez Bucio como nuevo subsecretario de Seguridad Pública, en sustitución de Ricardo Mejía Berdeja, deja dos cosas claras: 1) Que los dos principales responsables que puso el Presidente Andrés Manuel López Obrador para atender y resolver la grave crisis de inseguridad y violencia que vive el país, como fue su principal promesa de campaña, sólo usaron la Secretaría de Seguridad Pública como trampolín político y nunca estuvieron de tiempo completo cumpliendo esa delicada misión, afectando la vida de millones de mexicanos. Y 2) Confirma la apuesta total del Gobierno de la autollamada cuarta transformación a dejar en manos de militares la estrategia de seguridad, hasta ahora fallida, además de las muchas otras tareas que el Presidente les ha asignado. Desde luego, esta decisión, que implicó incluso una batalla legislativa para ampliar la presencia de los militares en tareas policiales hasta el 2028, deja completamente en el olvido los acuerdos y compromisos recopilados en los foros y mesas de diálogo para definir el Plan de Reconciliación y Paz para México, cuya realización anunció Andrés Manuel López Obrador la noche misma del 1 de julio de 2018 que arrasó en la jornada electoral.
Retomo el primer punto, recordando justamente que el poderoso Presidente electo le encargó esta tarea para definir la estrategia de seguridad a quien sería su secretario en la materia, Alfonso Durazo, quien desde ese momento pensaba ya más en ser candidato de Morena a la gubernatura de Sonora. No duró en el cargo ni dos años, renunció para ser postulado y convertirse en gobernador, dejando a medias el lanzamiento de la Guardia Nacional, sin cumplir prácticamente nada de la estrategia diseñada, y lejos de lograr su promesa que en tres años bajarían 40 por ciento los homicidios, dejó una cifra récord de 64 mil homicidios en 22 meses de gestión.
Ese mismo camino lo siguió la semana pasada Mejía Berdeja, que siempre fue el número dos de Durazo, y quien renunció para ir a buscar la gubernatura de Coahuila. Lo que habrá que decir es que la salida de Mejía Berdeja puso en evidencia también la falta de democracia interna en Morena y cómo la tratan de simular con las encuestas que tanto gustan al Presidente, para preservarse, aunque lo niegue, como el gran elector. Mejía se reveló, no aceptó el resultado de la encuesta en Coahuila que le dio la candidatura de Morena al senador Armando Guadiana, al que le competirá por el PT sin la bendición de AMLO, quien le reprochó públicamente no haberle dicho “ni adiós”.
El general Rodríguez Bucio, que deja magros resultados en la Guardia Nacional, llega a ocupar el cargo de Mejía, y para no variar, él será sustituido por otro militar, David Córdova Campos, quien fungía como director de prestaciones del Ejército. Se acentuó así la ruta de la militarización policial de la 4T, que alcanzó ya hasta la Subsecretaría de Seguridad Pública, aunque constitucionalmente, tanto esa dependencia como la GN deben ser organismos en manos de civiles.
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