¿Se rindieron o negociaron?
Nos enteramos que en Tlaquepaque se están asentando las aguas revueltas de la elección. Y es que la presidenta interina, Adriana Zúñiga, aceptó públicamente en sesión del Ayuntamiento que se iniciará el proceso de entrega-recepción del Gobierno, tal como está señalado en la ley.
Con esto, contradijo abiertamente a Citlalli Amaya, quien había anunciado que ese procedimiento no se realizaría hasta que concluya la impugnación que presentó ante el Tribunal Electoral de la Federación, en contra del triunfo de Laura Imelda Pérez Segura, la candidata de Morena y presidenta municipal electa.
Sólo hay dos sopas: ¿Ya se rindieron o ya negociaron?
¡Corren las apuestas!
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Para muchos, sobre todo si son funcionarios públicos, debería estar prohibido usar las redes sociales.
Pero ese consejo no lo tomó Marizabeth Villaseñor, la presidenta interina de El Salto, quien se grabó en un video enviando saludos desde Colombia, donde anda de paseo desde hace más de 10 días con los regidores Carolina Ávila, María de los Ángeles Dávila y Luis Alberto Gómez, justo cuando inicia el proceso de entrega-recepción del Gobierno con la nueva presidenta María Elena Farías.
Ya les están lloviendo las críticas. Y luego se preguntan por qué se pierden las elecciones.
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Ayer rindieron protesta los nuevos diputados federales y senadores. A unos les fue mejor que a otros.
Es el caso del diputado morenista Alberto Maldonado. El pasado 2 de junio consiguió una diputación federal y, a punto de instalarse la nueva Legislatura, logró que el ex gobernador michoacano Leonel Godoy lo impulsara con Ricardo Monreal como coordinador de los diputados morenistas de Jalisco, pero no lo quisieron porque eligieron a Favio Castellanos.
Intentó otra vez para que le dieran la coordinación, pero de plano lo mandaron a volar hasta sus padrinos.
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Hablando de diputados recién estrenados, nos comentan que el ex jefe de Gabinete en Jalisco, Hugo Luna, andaba como “escamado” en San Lázaro: solitario, caminando de un lado a otro y volteando a todas partes. No se sabe bien si estaba desorientado, perdido o tenía desconfianza de la gente.
Quienes lo miraban pasar comentan que se sentían tentados para invitarlo a charlar, pero de plano parecía con delirio de persecución. ¿Será?
¡Cada quien su conciencia!