“Se renta como oficina”: otra opción
Es sabido que las zonas centrales de la ciudad se han vaciado paulatinamente de habitantes en favor de “opciones comerciales” supuestamente más rentables para los propietarios de inmuebles. Así mismo se pueden observar edificios de oficinas semivacíos.
Lo anterior responde a la extendida creencia de que es más seguro y rentable el tener inquilinos de uso comercial que de habitacional. Es necesario hacer algunas reflexiones. Un inmueble conserva su valor en función de la calidad de la zona en que se ubique. El uso de oficinas, con los locales ocupados solamente la jornada laboral de los días hábiles va generando vacíos urbanos en los que se requeriría una ocupación doméstica intensiva que vuelva a darle al barrio su cohesión y su vigencia como un entorno seguro y cuidado. De esa manera los contextos céntricos conservarían mejor su valor y toda la zona estaría mejor atendida, cuidada, vigilada.
Es posible, a estas alturas, contar con los elementos jurídicos que les den seguridad a los propietarios y aseguren el buen estado de las fincas. El uso comercial tiende a transformar con mayor impacto una construcción que un uso habitacional prudente y moderado.
Los usos como oficinas han tenido ciertas transformaciones en cuanto a espacios disponibles, flexibilidad, estacionamientos, etcétera. De allí que se puedan observar miles de metros cuadrados de oficinas convencionales vacantes a la espera de un mercado que ya cambió sus prácticas. Reconvertir esos espacios al uso habitacional es relativamente sencillo y no muy oneroso. Así la inversión inmobiliaria recuperaría su rentabilidad, el inmueble estaría mejor cuidado y la zona comenzaría a recuperar su habitabilidad.
Esto ha sucedido en muchos contextos urbanos y esa experiencia es sumamente aplicable en nuestra ciudad. Retomando el modelo barrial, con una comunidad solidaria y cohesionada, puede ser la vía para atender una demanda habitacional presente, contrariamente al actual vació de espacios con el que todo mundo sale perdiendo.
Necesitamos una ciudad sin vacíos urbanos, una en la que los patrimonios edificados estén bien cuidados, y sobre todo, una ciudad compuesta de contextos amigables, seguros y bien atendidos.
jpalomar@informador.com.mx