¿Se puede cambiar de partido?
La pregunta tiene que ver con el anhelo de los candidatos de generar un cambio en la inclinación al voto.
Las campañas tienen el objetivo de darse a conocer, ante el electorado, con el fin de sumar votos a su favor en las próximas elecciones.
Es sumar y sumar, y tratar de no restar. Pero la realidad es que los indecisos siguen siendo una gran cantidad, y muchas veces incuantificable, porque un día dicen una cosa y mañana cambian de opinión, y dicen otra. La percepción que tienen los votantes de los partidos, las ideologías o hasta de la personalidad de los candidatos, cuenta mucho. Y es, hasta cierto punto, algo variable y sin un anclaje definitivo.
Aunque hay que reconocer, que suceda lo que suceda, los que están firmemente casados con un partido o con un modelo ideológico, no van a cambiar por ningún motivo. Irán al 100% con sus ideas y nada los hará cambiar de su postura.
Los expertos dicen que ese segmento de la población no va a modificar nada, con campañas o sin ellas, su voto está definido desde ahorita. Es el llamado voto duro. Que de todas maneras, existe una mínima posibilidad de que las cosas cambien, si se descubren nuevos aspectos, falsedades, mentiras o engaños que por medio de un escándalo, se conviertan en un hecho incuestionable. Lo que regularmente no sucede.
Así que el esfuerzo central sigue siendo ir por los votos de los indecisos, y convencer a los que no les interesa la participación política en las urnas.
Existe también la posibilidad de que los plenamente adeptos y convencidos, se pasen al bando de los abstemios y dejen de tener interés por ir a votar. Lo cual puede llegar a suceder y también tendría que suceder algo extraño, para que esto suceda.
La psicología de los indecisos es muy importante comprenderla, porque son personas que no suelen tener mucho interés en la política, en la participación democrática y acaban por no estar enterados de mucho de lo que sucede en el país. Pero que a la mera hora, si están dispuestos a ir a depositar su voto el día de las elecciones.
Los líderes, si son capaces de hacer que las personas cambien su postura, y con cierta razón, las emociones de afecto, incluido el concepto de amor a la patria, el amor a México, puede hacer que sí se den cambios en el rumbo que hasta ahora las encuestas y las estadísticas señalan.
En el fondo del corazón y de la consciencia, si hay una intuición de lo que es verdadero y lo que es falso, de lo que es correcto y de que no lo es. Y esa es la apuesta a la que se le debe apostar. Los indecisos, pueden definir su voto si sus emociones y afectos así se lo indican.
Faltan algunos meses para las elecciones en la carrera presidencial, y el modelo del amor y la unidad por México es una propuesta sensible que sí puede modificar la postura de los indiferentes. Ya veremos.