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Se le termina el tiempo a la 4T y no hay progreso ni visos de mejorar

Pese a que ya acumula 5 años de ‘experiencia’ siendo gobierno, es difícil encontrar acciones, políticas, proyectos o estrategias a destacar de lo realizado desde que en 2018 la administración federal quedó bajo la égida de Andrés Manuel López Obrador. Los fracasos, las pifias, las improvisaciones, los caprichos y las malas decisiones han dominado el proceder del denominado gobierno de la Cuarta Transformación, y a escasos meses de que concluya no se ve por dónde se pueda llegar a buen puerto en ninguno de los temas que más importan como son la salud, la educación y la economía (que conlleva otros tópicos como inseguridad, corrupción, y falta de justicia), solo por mencionar algunos de los elementos que más preocupan en términos del progreso social.

En el tema de la Salud, disminuyó la cobertura desde el sistema público derivando en un mayor gasto al bolsillo de los mexicanos. Según Coneval es una métrica que había empeorado entre 2018 y 2020, perdiendo 12 puntos porcentuales.

El propio Coneval reconoce que el problema de la falta de atención médica a la población abierta tiene varias aristas, entre las que destaca la falta de regulación de consultorios privados -sobre todo los adyacentes a farmacias- y el exceso de medicación de los pacientes que los visitan, y la falta de medicamentos dentro de las instalaciones médicas públicas -sobre todo de primer nivel.

Mariana Campos, Directora de México Evalúa, ha documentado otros problema relevantes en el rubro de salud, como que no existan recursos suficientes asignados a cubrir los gastos catastróficos por enfermedades, que aumentan conforme la población envejece: una quimioterapia, una extracción temprana de tumores no benignos, una intervención quirúrgica en el corazón, una amputación, entre otras. Ninguno de éstos son gastos que una familia promedio pueda solventar, así su gasto de bolsillo en salud en 2022 sea mayor al registrado en 2016 y 2018 para todos los niveles de ingreso, indica el análisis de ¿Mexicanos Cómo Vamos? MCV sobre la ENIGH.

Si el análisis se hace por grupo de ingresos (ENIGH 2022), el 10% de los hogares de menores ingresos “presenta el mayor gasto de bolsillo en salud como porcentaje de su ingreso trimestral, con 4.2%. Esto es una muestra de la ausencia de cobertura de servicios de salud para la población vulnerable”. Así las familias tengan mayores ingresos.

Las variables de salud más básicas permanecen desatendidas por esta administración: la tasa de muerte materna e infantil, la de prevalencia de desnutrición y de muertes por enfermedades infecciosas, incluyendo por supuesto, las ocasionadas en el contexto de la pandemia, tuvieron una mayor prevalencia y aumento en Oaxaca, Campeche y Chiapas, según MCV. “A nivel nacional, el deterioro en el componente de nutrición y cuidados médicos del Índice de Progreso Social es de 31 puntos (2018-2021)”. Es doloroso pero sorprendente que los hogares que recibieron menor cobertura de los programas sociales en 2022 hayan sido exactamente estos, según documentó Máximo Jaramillo-Molina, investigador de la Universidad de Guadalajara y director de Indesig, con base en la ENIGH 2022.

La educación: el motor apagado de la movilidad social

Además de la edad, la educación determina la magnitud de la brecha de ingresos por sexo. Las mujeres reciben aún menos ingresos que sus contrapartes masculinas mientras menos escolarización hayan recibido, según reporta MCV en su análisis referido.

“Por ejemplo, la ENIGH 2022 reporta que las mujeres con educación profesional tuvieron un ingreso trimestral promedio de 35 mil 444 pesos y los hombres de 49 mil 947 pesos, lo que implica una diferencia en ingresos del 29%. En cambio, las mujeres que contaban únicamente con educación primaria reportaron un ingreso trimestral de 9 mil 845 pesos, contra 17 mil 114 pesos de los hombres con el mismo nivel educativo. Aunque la diferencia en términos absolutos entre hombres y mujeres con solo primaria es menor que la diferencia entre hombres y mujeres con educación profesional, la diferencia en proporción de ingresos es de 42.5%.

”Pero ¿la matriculación escolar va bien, no? Pues no. A nivel nacional, retrocedimos 4.8 puntos en el Índice de Progreso Social en el componente de Acceso a conocimientos básicos. “En 2021, 27 entidades federativas se encuentran con un puntaje menor al que registraron en 2018. Únicamente Aguascalientes, Chihuahua, Jalisco, Nuevo León y Yucatán han mejorado en este rubro durante la Cuarta Transformación.”

¡Claro! Es que nos cruzó una pandemia, y muchos niños y niñas dejaron de ir a la escuela… bueno, pues en ese caso haría “falta un programa en la Secretaría de Educación Pública para evaluar el rezago y abandono educativo a nivel nacional". Porque además el impacto de la pandemia no fue parejo. “De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la región sur de México presenta una tasa de abandono mayor (personas entre 3 y 22 años de edad) que el resto de las regiones del país”. El sur, otra vez el sur tan lastimado y tan poco atendido.

Y no parece que haya mucho interés del gobierno en resolver estos problemas educativos. En términos presupuestales, “la siguiente administración deberá afrontar en materia de salud y educación con menos recursos públicos disponibles. El gasto en pensiones supera el 5% del PIB en 2022 y la proyección crece año con año, lo que desplaza el gasto público”, indica el CIEP.

Imperiosa necesidad de diseñar la agenda fiscal progresiva, empezando por una revisión del gasto.

El tercer rubro que más preocupa desde el progreso social es lo poco redistributiva que es la política fiscal mexicana. Según la OCDE, México tiene los niveles más bajos de redistribución en el gasto público.

Para empezar, el margen que tienen las finanzas públicas es muy reducido. “El gasto destinado a pagar el costo de la deuda y las pensiones suman el 2023,9 del PIB, mientras que por ISR recaudamos alrededor de 8 puntos PIB”.

Además, “desde 2022 se observó un déficit presupuestario 16 % mayor y un incremento del costo financiero de la deuda de 10.9 % respecto a 2021. Dicha tendencia continuó en 2023 debido a las altas tasas de interés que enfrenta la economía, indica el CIEP.

Retomando lo que MCV reportaba con motivo de los 5 primeros años de la victoria de aquel 1 de julio de 2018, “la presidencia de Andrés Manuel López Obrador comenzó con el compromiso de un cambio de gobierno que frenara la corrupción en la esfera pública y, sobre todo, que pusiera al pueblo de México en el centro de las políticas de desarrollo social".

Mucho de lo prometido se lo llevó el viento. Lo que debiéramos reconocer es de dónde viene tanto crecimiento, y en dónde está estancado el bienestar.

El crecimiento económico proviene de la estabilidad macroeconómica, producto de un diseño institucional que dota de autonomía al Banco de México, el marco comercial de apertura que data de los años 1990, la ubicación geográfica de México en Norteamérica en un momento en el que EUA está buscando relocalizar sus cadenas de suministro cerca o dentro de sus fronteras y estrechar vínculos con aliados comerciales. De ahí que el mercado laboral esté ofreciendo mayores ingresos a las y los trabajadores, dado un marco legal mínimo pero organizado, que aumenta la remuneración de los segmentos más empobrecidos de la población.

Por su parte, el bienestar está estancado en la falta de Estado de derecho, que abarca desde la falta de certeza jurídica para personas e inversionistas, hasta la inseguridad pública, pasando por la presencia extendida del crimen organizado, sus extorsiones, la percepción de corrupción del sistema de justicia.

También está estancado en menor cobertura en servicios de salud, en la poca atención que se pone en mejorar la calidad de la educación pública; en atender los pendientes de un mercado laboral que recae en el trabajo gratuito de las mujeres y las malas condiciones laborales para 6 de cada 10 trabajadores.

El reclamo ciudadano al gobierno debe centrarse en reasignar el presupuesto a los problemas que más importan para el desarrollo (como el Sistema Nacional de Cuidados, estancado en el limbo legislativo desde 2020), la ineficaz entrega de apoyos directos a quienes más lo necesita (priorizando que los programas sociales cubran un mayor porcentaje de hogares de menores ingresos) y eficientando el gasto público, en subsidiar el transporte y el diesel, no la gasolina; en atender el impacto de la inflación en alimentos entre la población más vulnerable, y en ofrecer la certeza jurídica que necesitan las inversiones que pudieran detonar mayor progreso social en el sureste mexicano.

Se dice rápido, pero en escasos meses, el gobierno saliente estará obligado a enfocar sus baterías en algunos de esos rubros, en el supuesto de que sea su voluntad rendir mejores cuentas antes de que finalice la actual administración.

Opiniónsalcosga23@gmail.com

@salvadorcosio1

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